Celia Gálvez era una niña que vivía en el Madrid acomodado de los años 20 y de principios de los 30. Iba a colegios caros de señoritas, aprendía a hablar en un correcto francés con las monjas, no era capaz de hacer bordados decentes y sufría mientras cosía y se preguntaba muchas cosas sobre las injusticias sociales. Celia no era real, sino una invención de una mujer, Elena Fortún, que la llevaba a una columna semanal en la prensa madrileña de finales de los años 20 y principios de los 30 y luego la convirtió en la protagonista de una serie de libros, que tuvieron su epílogo con las obras protagonizadas por sus hermanos, Cuchifritín, Patita y Mila. Y esa Celia que fue un boom de ventas antes de la Guerra Civil (fue uno de los libros más vendidos de una de aquellas primeras ferias del libro), siguió siendo leída después de la Guerra Civil y consiguió un revival a principios de los 90 gracias a una serie de televisión. Pero no todos sus libros tuvieron la misma suerte y hay uno, Celia en la revolución, que se ha convertido ya en una auténtica rareza bibliográfica.

Como la propia historia de Elena Fortún, olvidada y llena de partes oscuras, la historia de Celia en la revolución se ha ido olvidando con el paso de los años. No es un libro de los que entusiasman a los niños y tras una primera edición en el 89 no vuelto a ser reeditado. No es porque no falten ganas de leerlo: Es posible encontrar a quien lo vende a 70 euros de viejo y no es complicado encontrarlo a más de 100 euros. Celia en la revolución es una rareza esquiva, que aperece de vez en cuando en pdfs que los fans entusiastas cuelgan en internet y que no está en todas la bibliotecas (sí en algunas universitarias, lo que permite acceder al texto).

Celia en la revolucionCuando estalló la Guerra Civil, Elena Fortún era una escritora muy popular casada con un ex militar en retiro, ambos con claras simpatías republicanas. Estaban en Madrid y su marido se unió rápidamente de nuevo al ejército de la II República. Durante la contienda, Fortún vivió en Madrid y Barcelona y pasó algún tiempo en Albacete, donde vivía su hijo y donde ejercía de abogado de oficio. Como Celia lo hará en la novela, tuvo que vivir la crueldad de la contienda, los bombardeos y el hambre. Fortún no dejó de escribir durante la guerra, tanto textos periodísticos (sus crónicas pueden leerse en la prensa de la época) como novela. Durante la guerra escribió el que se convertiría en Celia, madrecita, un libro bastante triste en el que Celia debe hacerse cargo de sus hermanas menores y que termina justo el día antes del estallido de la guerra.

Fortún abandonó España y en el exilio siguió escribiendo sobre Celia. La convirtió en institutriz, exiliada como ella en Argentina, y luego en novia a punto de casarse con el Jorge que conocimos en Celia madrecita en Celia se casa. Los libros se publicaron en España, aunque los lectores tuvieron que enfrentarse a un fallo en la continuidad. Habían dejado a Celia de camino a Ávila en 1936 y se la encontraron llegando a Buenos Aires en 1939. La escritora sabía perfectamente lo que le había sucedido a Celia y lo escribió en un borrador, que no salió a la luz hasta que Marisol Dorao no lo encontró en los años 80 y la editorial Aguilar se decidió a convertirlo en libro. Celia había vivido, como tantos españoles de entonces, la Guerra Civil.

El libro no tiene nada que ver con lo que habíamos leído hasta el momento de Celia. Celia tiene que huir de Ávila con sus hermanas cuando estalla la guerra (su querido abuelito es fusilado por entregar armas al pueblo para que se defienda) y ella, Teresina (la que luego será Patita) y Mila deben refugiarse en Madrid. Las dos niñas son evacuadas a una de las muchas colonias infantiles que crea la república, pero Celia permanece en la ciudad, lo que le permite narrar la debacle de la guerra.

La historia tiene muchos fallos, porque la trama no es siempre consistente. No se nos acaba de explicar qué pasa exactamente con todos los personajes, por ejemplo, o aparecen personas y cosas que no sabemos muy bien de donde salen. Al fin y al cabo, se trata del primer borrador escrito por su autora, un primer encaje de las piezas sobre el que luego construiría la historia. Sin embargo, el libro merecería muchísima mejor suerte y merece, sin duda, buscar la biblioteca más cercana que disponga de ejemplares y leerlo. Celia en la revolución es mucho más que un historia sobre Celia, de hecho Celia es aquí lo de menos. Es una historia sobre la Guerra Civil, narrada por un testigo de primera mano (y una mujer además, ¿cuántas novelas hay escritas sobre la Guerra Civil por mujeres que la vivieron en primera persona y adultas?) y en el que además se narra con crudeza la vida cotidiana. Es decir, Celia sufre por los bombardeos, por la escaseza de comida o por el temor a que alguien se decida a comerse su gato. 

Y sí, quizás tendremos que esperar muchos, muchos años, hasta que Elena Fortún caiga en dominio público para poder volver a leer esta historia.


Actualización febrero 2016: El libro acaba de ser reeditado y está nuevamente en librerías.