‘Imre: una memoria íntima’, de Edward Prime Stevenson (traducido por Ainhoa Lozano Antoñana), narra la relación entre dos hombres, Oswald e Imre, que se conocen por azar en un café de Budapest. Oswald relata en primera persona cómo el vínculo entre ellos va haciéndose cada vez más estrecho, todo lo estrecho que este pueda ser en la Europa de 1906.
El joven soldado Imre no parece dispuesto a interpretar otro papel que no sea el que desde la autoridad paterna se le ha inculcado. Un modus vivendi que encaja perfectamente con lo que los círculos sociales esperan de un hombre como él. Las pautas sobre lo que debe ser una relación de amistad entre dos hombres están claramente definidas. Salirse de ahí implica adentrarse en lo abominable o estar enfermo (eso sí, con la posibilidad de “curarse”). Sin embargo, su unión con Oswald hace que Imre se plantee su verdadero ser, una vez ha conocido la verdad sobre su amigo.
Las dos últimas partes de Imre se leen de un tirón, devorando cada palabra que no es otra cosa que un grito, una confesión en mayúsculas, un verdadero desnudarse sin quitarse la ropa. El lector asiste, con el aliento contenido, a este desbordamiento de emociones que ya no tiene marcha atrás.
Imre es una historia de amor, pero también de dolor. Un recorrido por el pasado de ambos personajes. Una búsqueda hacia la identidad que implica un camino cuajado de obstáculos con los que lidiar, hasta, por fin, reconocerse frente al espejo y mostrarse como somos ante la persona que amamos. Porque solo frente a esa persona somos capaces de quitarnos la máscara. Y a partir de ahí, se abre la posibilidad de ser felices.
Edward Prime Stevenson (1858-1942), fue periodista y escritor estadounidense. En Europa comenzó a escribir textos de temática homosexual empleando un seudónimo. En 1913 publicó, ya con su nombre real, un conjunto de relatos con claras referencias a la homosexualidad.
Esta novela, traducida por primera vez al castellano, abre el catálogo de la editorial Dos Bigotes. No podemos estar más de acuerdo con esta frase que aparece en su web: “… la buena literatura interesa a todo tipo de lectores, más allá de cuestiones de género o identidad sexual”. La edición cuenta con un prólogo más que interesante a cargo de Alberto Mira, en el que el lector comprende unas serie de conceptos esenciales para hacerse una verdadera idea de la importancia del texto como articulador de un discurso homófilo. Tal y como afirma Mira: “… si enfrentarse a prejuicios y proponer la propia experiencia como argumento contra la intolerancia es activismo, Imre es activismo tan radical como podía serlo en 1906”.