Este tipo de críticas se suelen comenzar con un aviso a incautos de que hay spoilers. Pues bien, hay spoilers. Y lo que es más importante: son distintos de los del libro. Anne with an E no es una adaptación fiel, sino una interpretación de Ana de las Tejas Verdes. Los que crean que están a salvo de sorpresas indeseadas porque han leído la novela de Lucy Maud Montgomery, mejor que se lo piensen antes de leer este artículo.
O quizás sea preferible que lo lean, precisamente para evitarse sorpresas. Porque Anne with an E no es Ana de las Tejas Verdes. Es una Anne reimaginada, en la que se ha tomado la parte dramática de la historia de la huérfana pelirroja y se ha ahondado en ella, amplificándola, además, con un puñado de desgracias extra que no estaban en la novela original. El pasado de Anne antes de llegar a Tejas Verdes, su vida con los Thomas y los Hammond y su paso por el orfanato, están aquí frecuentemente presentes en la forma de flashbacks, recuerdos de una Anne con estrés postraumático.
Pero la vida en Avonlea no se lo va a poner mucho más fácil: acusada de robo (un robo que en el libro se produce más adelante y que se salda con su castigo en el cuarto), Anne debe volver al orfanato. Cuando tras un capítulo completo de viajes y esfuerzos, Matthew la lleva de vuelta a Avonlea, Anne se enfrenta al desdén generalizado, que se incrementa al hablar inoportunamente la huérfana con varias compañeras sobre el tipo de relaciones que mantiene el maestro con Prissie Andrews, revelando las burdas enseñanzas de sus antiguos “protectores”. La animadversión general llega a casi la violencia física, y no se paliará hasta que la pelirroja se revele como una heroína al evitar que el incendio de la casa de Ruby Gillis tome dimensiones catastróficas. No, ni la vuelta al orfanato, ni los malentendidos sexuales, ni el bullying extremo ni el incendio están en el libro.
Tampoco aparecen en Ana de las Tejas Verdes o sus secuelas la muerte de un hermano mayor de Matthew y Marilla, que explican en parte que ambos (sí, ambos) renunciaran a sus historias de amor para quedarse en la granja familiar. Ni la enfermedad del padre de Gilbert, la historia de amor de la tía Josephine o el grupo de madres feministas de Avonlea. El banco donde Matthew tiene los ahorros familiares quiebra, pero no les obliga a vender todas sus propiedades para no perder la granja, ni a Anne a ponerse a limpiar. Ni, mucho menos, Matthew piensa en quitarse la vida por su familia.
Como una especie de Melinda y Melinda, la película de Woody Allen en la que se contaba una misma historia como si fuese una comedia o un drama, Anne with an E es la versión trágica de Ana de las Tejas Verdes. La serie peca por exceso: seguramente hubiera sido muy interesante ver destacado lo renovador de que Anne estudiase (la primera de Avonlea en ir a la universidad, como señala Gilbert en Ana de la Isla) enfatizando las sociedades feministas o el pensamiento de la protagonista. O el pasado de Anne unido al tema del acoso y la dificultad de integración. O una historia de superación e independencia con Gilbert, de amores frustrados con Marilla y Matthew o de relaciones homosexuales y amores por entonces mal vistos con la tía Josephine. Pero todo junto es excesivo. Es una novela gótica, un melodrama de Lana Turner, una telenovela de la hora de la siesta. Es un “¿qué más puede pasar?” continuo.
Y en ocasiones llega a perderse. Por ejemplo, una de las escenas icónicas del libro es cuando Gilbert se dirige a Anne como “zanahorias” sin apenas haber cruzado una palabra antes, lo que le supone que la pelirroja le parta su pizarra en la cabeza. Aquí sucede después de que él la defendiese de un Billy Andrews mucho menos tímido y más agresivo que en las novelas, con lo que la decisión de Anne de negarle la palabra es ya no exagerada, sino de una falta de justicia que no encaja con el personaje. La Anne de Lucy Maud Montgomery quizás se hubiese dejado llevar por el genio, pero sabría reconocer que se ha pasado. Por no entrar ya en que hablar de feminismo y que necesite un rescate de un hombre es un poco incongruente.
Con todo lo dicho hasta ahora, analizada como una serie autónoma, Anne with an E puede resultar interesante, en la forma de abordar asuntos que están de plena actualidad, como el bullying en edades tempranas o el papel de la mujer y el feminismo. Incluso teniendo en cuenta la obra en la que se basa tiene puntos acertados; de hecho, solo por atreverse a actualizar un personaje como Anne, con estatus casi mítico en Canadá, se merece un reconocimiento extra. Ganan aspectos como los esfuerzos de la pelirroja en la escuela y las carencias que traía, su relación con sus compañeras, la de Marilla y Rachel Lynde, o la de Anne y Jerry. Y sería muy interesante ver lo que hubiera dado de sí una serie centrada en explotar el pasado de Anne sin añadir más problemas a otros personajes, o en potenciar el aspecto feminista del personaje, o su lucha contra las adversidades.
Como adaptación del libro, Anne with an E resulta excesiva. No hace falta añadirle tragedia a la vida de Anne y sus allegados. Está en la obra, explícitamente. En Ana de las Tejas Verdes había drama, de una forma subrepticia que de tanto en cuanto asomaba, implacablemente. La vida de Anne Shirley antes de llegar a Avonlea se adivina dura, pero no una cadena de desgracias. Triste, sí. Solitaria, también. Era la vida de una huérfana de todo, a la que no solo le faltaban sus padres sino también cualquier ser humano que le pudiese mostrar algo de amistad. Eso es duro. Por sí mismo. Sin añadir bullying o malos tratos. “La infelicidad usual en una niña que no tiene quien se ocupe de ella como corresponde”, dice el Capitán Jim en Ana y la Casa de sus Sueños. “No hubo tragedias en su vida”.
La creadora de la serie, Moira Walley-Beckett, es conocida por firmar el fantástico Ozymandias, capítulo de Breaking Bad en el que se despedía al honesto Hank y que le valía un Emmy a la guionista. Hablando para The New York Times Magazine, Walley-Beckett defendía que no había quitado nada del personaje. “Es alegre, es optimista, es brillante, es fogosa, es risueña, es imaginativa, es curiosa. Solo he añadido el realismo de la historia.”
Sin embargo, Montgomery no escatima realismo a la huérfana de New Brunswick y a su entorno: hay más que suficiente en Ana de las Tejas Verdes, y ya no digamos a lo largo de los nueve libros protagonizados por Anne o sus descendientes y los dos recopilatorios de relatos por los que aparece intermitentemente.
La muerte de su padre adoptivo, de una de sus mejores amigas, de dos de sus hijos. El renunciar a la universidad para salvar Tejas Verdes. Los desencuentros y malos entendidos no solucionados que pueden suponer un arrepentimiento de por vida. La dificultad para encajar en distintos entornos, como la propio Avonlea, donde para muchos seguirá siendo un bicho raro, o Summerside. Incluso la falta de rebelión en la docilidad con la que abandona sus sueños de escritora o su trabajo de maestra para seguir a su marido, sin un cuestionamiento, muestran los claroscuros de la historia de Anne. Un personaje, cierto es, que tiende a dulcificar el mundo en el que vive. Pero es un mundo real. En ese sentido, el apocalipsis desgraciado de Anne with an E resulta mucho menos verídico.
¡¡Gracias por esta crítica tan necesaria!!
Estoy cansada de leer en internet lo de la buena idea que ha tenido la creadora de esta serie con los cambios introducidos en la línea argumental de la historia de Ana. Me da entre pena y rabia ver cómo una de mis heroínas de la infancia «muta» hasta ser… otra cosa. Imagino que habría disfrutado con la serie si no intentara adaptar una historia tan redonda (a mi entender), cambiando su esencia…
Porque sí, la cambia.
Ana no es esa luz incombustible que va encendiendo todas las vidas anodinas de Avonlea, sino que es una niña quebrada, dañada, rota…
Gilbert en la obra original insiste en que al escribir Ana tome como inspiración para sus libros lo que conoce, las historias que vive, repletas de realismo… en lugar de crear esas otras historias romántico-góticas tan exageradas más propias de los folletines de la época.
¿Dónde encaja en esto la adaptación de Netflix, con tanto drama grandilocuente y gratuito?
Está claro que todo esto obedece a conciliar la historia con los valores actuales, pero en mi opinión, esta transformación barroca de Ana no era necesaria… ¿O es que cualquier gran historia de la literatura debe de tener su dosis de actualización para poder conectar con el público? Yo no lo creo.
La obra se escribió al filo del siglo XX, y yo la leí por primera vez en los 80. Y vibré con cada página.
Eso es lo que ocurre cuando una obra toca temas universales y ha construido personajes reales.
Y si es así, ¿por qué añadir?
Ojalá sirva al menos para acercar a nuevos lectores a las obras originales.
La serie ha logrado una responsabilidad inédita, pues nos enseña que es amar a Dios y como hacerlo, además de como vivir en sociedad.
A mi me ha gusto mucho la serie, se entiende que no es un calco de la novela (así como con los comic, copiar a exactitud una obra en video, es perder una oportunidad de actualizar) y eso es lo mejor, porque lograron un personaje más «real», más cercano a como realmente debió o debería haber sido la vida en esa situación (rechazo).
Saludos, la versión fílmica de Anne es maravillosa, siendo una historia de época, se correlaciona mucho con lo que los jóvenes viven en la actualidad, me identifico con su magia, con su corazón.
Los personajes alrededor de Anne, poseen un mayor desarrollo, se ahonda un poco más en sus dramas, la fotografía es bellísima. La serie no pretende en ningún momento ser una copia fiel del libro, puesto que para eso está el libro, es una versión distinta y evocadora de sueños, mantiene ese espíritu de Anne, y la magia del amor en su relación con Gilberth, más en una época en la que pareciera que los jóvenes han perdido esa delicia de disfrutar del coqueteo, de la mirada furtiva y del suspiro para terminar como en las canciones de reggaetton infelices los cuatro, y el beso entre Anne y Gilberth es wow, hay que ver la temporada tres.
El libro fue escrito en 1908, con una mirada diferente al siglo XXI, en un lenguaje exquisito pero distinto, por ende, hay un salto gigante al ajustarlo a una serie de Netflix, dónde se busca acercar a un público joven y joven adulto, por eso siento, el resquemor de algunos participantes del foro e incluso de la misma autora del artículo. Cuando leí el señor de los anillos (los tres tomos) y luego víví la película, tuve esa sensación incial de molestia, porque habían cosas que no suceden en el libro y faltaron muchas otras. Pero al volver a retomar tanto la lectura como la saga, comprendí la magia y la diferencia de los dos lenguajes.
Empecé a ver esta serie con mucha ilusión, y al final del primer capítulo ya tenía la nariz arrugada: «¿Anna vuelve al orfanato? ¿Y este drama para qué?». Aparqué la serie un tanto escocida, pero me dije que, bueno, algunos guionistas son un poco intensos y eso tampoco es malo (a mí me encanta la épica y la tragedia, siempre que se articulen bien), así que la retomé, pero cuando el malentendido sexual y el acoso escolar sin tregua me planté.
Ésta no es mi Anna, ésta no es la adorable pelirroja que conocí en la serie de dibujos animados, a la que leí encantada en el libro de Montgomery (sólo he leído el primero, lo confieso) y a la que disfruté como una enana en la miniserie de 1985. Ésta era una Anna de folletín, una pobre mártir que no acaba de superar su pasado y a la que los guionistas cargan de penas para hacernos empatizar con ella, cuando el efecto conseguido es justamente el contrario.
La Anna original es alegre, divertida, muy inteligente y con una imaginación desbordante, y sobre todo, con un carisma irresistible; Anna se mete en el bolsillo a todo Avonlea, y nunca sufre ese desprecio ridículo y artificial por ser huérfana (la escena del pícnic, absolutamente vergonzosa y muestra de lo que ningún escritor, guionista o contador de historias debe hacer nunca: poner al mundo entero contra su personaje para demostrarnos lo bueno que es y conseguir que nos dé mucha penita).
Me figuro, al leer las opiniones positivas, que no me he enterado yo bien de lo que es una adaptación, porque al parecer las adaptaciones se pueden usar para transmitir el mensaje que se quiera aunque no coincida con el de la obra original o lo magnifiquen y distorsionen hasta límites grotescos. Yo, en mi inocencia, pensaba que las disgresiones entre obra y adaptación se debían a la traducción de un lenguaje creativo a otro distinto (de libro a película o serie), pero que se debía, ante todo, respetar el espíritu del original.
¡Craso error! Al original que lo zurzan, y mucho más si es para transmitir un buen mensaje, acorde con los derechos humanos; entonces puedes volver la obra del revés si hace falta, cambiar personajes, introducir situaciones que no pegan ni con cola y todo lo que se te ocurra.
Pues no estoy de acuerdo. La obra original siempre estará ahí, por supuesto, pero mucha gente jamás se acercará a ella y se quedarán con la «adaptación», dándola por buena y pensando que es fiel al libro. Y, por lo que atañe a los derechos humanos de las mujeres o las minorías, me parece bien que se defiendan, pero que los guionistas se estrujen sus cabecitas para sacar productos originales, no que vayan a lo cómodo cambiando a placer obras que ya existen. Y, por favor, si quieren hacernos sacar el pañuelo para enjugar nuestras lágrimas, que aprendan a hacerlo sin resultar patéticos.
Yo empecé a ver la de Netflix y de inmediato me constipó. Me interesé en ella porque había leído que una serie que amo había estado inspirada en «Anne de las tejas verdes» y quise conocer la historia. Pero desde el primer capítulo supe que no me gustaría y cuando llegué al capítulo de los malentendidos sexuales de plano la abandoné. Entonces busqué los libros y mientras los leía también me puse a ver la serie animada dirigida por Takahata y la impresión fue completamente diferente. La Anne original es un personaje inspirador, ya que de ser una niña a la que nadie quería, llega a ser la persona con más éxito en Avonlea. Es hermoso ver como todas las niñas de Avonlea la aman y la apoyan. Jamás la ven diferente o le hacen el feo porque haya sido huérfana, en cambio en la serie de Netflix la desprecian y la hacen desear no haber nacido. La amistad entre Anne y Diana es un ejemplo de amor fraterno e incondicional que convendría mostrar a las nuevas generaciones, mientras que en la serie de Netflix Diana la hace feos a Anne cuando todos los demás la tachan de indeseable.
Todo está forzado y no llega a lograr que empatices con los personajes. Quizá lo más rescatable es el personaje de Gilbert, pero a éste prácticamente ya lo convirtieron en «Remi, el niño de nadie», cuando en realidad su historia por si misma es muy interesante. Yo insisto en que no se necesitan subtramas de abuso infantil, degradación o ladrones para mostrar una serie que lleva las enseñanzas y sin sabores de la vida misma. Pero bueno, por lo visto no es su intención reinventar un clásico, sino causar la mayor polémica posible como con su tan sonada «13 reasons why» .
Nunca he leído los libros, no obstante disfruté mucho la primera temporada a pesar de que habían algunos guiños a movimientos feministas eso no me molestaba en lo absoluto, pues entendía que lo que se mostraba era el inicio de un nueva forma de pensar a finales del siglo XIX o inicios del XX, recurso que en su momento cumplió una función dentro de la historia. Los personajes me parecieron interesantes y particularmente Anne, con quien me identifiqué en muchas cosas.
Pero para la segunda temporada la serie pierde todo lo que me interesó en la primera, el personaje de Anne se estanca, la historia sobre los bandidos (del final de la primera temporada) se desperdicia, se incorporan nuevos personajes o se cambian otros (como el profesor) para desarrollar una clara agenda política sobre feminismo actual, lucha contra el racismo, el matoneo y orgullo gay, en donde se pretende conducirnos a que sintamos vergûenza por las conductas pasadas, adoptando la ideología que de manera sutil pero evidente se trata de promover con historias y personajes forzados que perjudican a la protagonista Anne, quien resulta disminuida por todo lo anterior.
No me malinterpreten, no soy racista, homofóbico, ni machista. Pero estoy en contra de usar las películas o las series de TV como propaganda para cualquier ideología. Esto mismo lo hicieron los nazis y los soviéticos. Es triste ver como una serie (más allá de su fidelidad a los libros que la inspiran) que prometía tanto es transformada en una herramienta de propaganda política tan obvia como descarada. La segunda temporada me cansó en su episodio 7, no sé si quiera terminarla, la verdad ahora no pienso hacerlo.
Pues no estoy de acuerdo contigo en todo. Las comparaciones son odiosas… te refieres a hacer propaganda de una determinada ideologia y sacas a relucir al partido nazi y a la Union Sovietica..joder… Estamos hablando de derechos, no de ideologias. A mi particularmente me encanta que una serie de epoca ahonde en situaciones que a principios de siglo eran inimaginables. Es mas, veo totalmente necesario una actualizacion de los relatos dado los tiempo actuales en los que estamos. Si no avanzamos de que sirve!! La obra original siempre estara ahi. Pero para las futuras generaciones es totalmente acertado que existan versiones como esta. Un saludo
hola Maria tengo la misma impresión que tu de esta serie, me parece acertado que busquen actualizarla un poco pero exageraron, lo rico de esta novela es justamente como retrata la vida en la epoca en que se desarrolla la historia, los valores, las modas, costumbres, la sociedad etc, es lo que hace contraste a los tiempos actuales, a mi punto de vista esta siendo muy forzada la trama para meter con calzador muchos temas que se viven actualmente en una historia clasica y de otros tiempos en los que la forma de vida era diferente, he visto las dos temporadas y en lo personal no me desagrada me parece una serie regular un poco forzada.
Me dirían si Anne y Gilbert tienen un noviazgo en la tercera temporada, porfavor
Estimada María
Tengo la impresión de que te sucede lo mismo que nos sucede a todos los lectores una vez que sale una serie o una película de ese libro que disfrutamos tanto: Siempre nos decepciona, porque nuestra percepción, ese «nosequé» que nos deja el libro al finalizar y la expectativa que nos genera la nueva versión es distinta a una adaptación cinematográfica. Lamento que no hayas podido disfrutar de la serie, que si bien es cierto que peca de «un poco mucho en poco tiempo», no me parece desacertado que ahonde en la vida de personajes secundarios (me parece enriquecedor) o abarque temáticas «actuales», que, a fin de cuentas, siempre estuvieron presentes: las relaciones homosexuales y los amores desaprobados, los prejuicios, el bullying y el acoso, el patriarcado limitando a la mujer… Sumado resulta un poco difícil de digerir, pero no son menos reales que las situaciones de abuso que aparecen como flashback vividas en el orfanato; es, en definitiva, la vida misma, como lo son las ahora planteadas «vidas trágicas» de Marilla y Matthew, quienes de muy jóvenes renuncian a su vida personal a partir de la trágica muerte de su hermano y la consecuente enfermedad de su madre. La ficción no supera la realidad, pero la suma en dos intensas temporadas. Para quien le gusta el género, la recomiendo, esta muuuuuy por encima de un novelón de siesta
María, estoy completamente de acuerdo contigo. Se me hace necesario comentar tu entrada y compartirla porque me parece que es de lo mas acertada y que representa mis sentimientos con relación a esta nueva adaptación.
He visto 3 capítulos de la serie y la adaptación no tiene nada que ver con los libros que he disfrutado tanto leyendo. Me parece bien que se quiera dar un aire renovado a la historia, pero no al extremo de cambiar no solo la historia, sino el carácter de los personajes.
Soy una fan de la versión de 1985 que sigue siendo mi favorita porque a pesar que también hicieron cambios, aún así mantuvieron la esencia de los libros y de los personajes. Aún así estaba entusiasmada con ver esta nueva versión y realmente he quedado muy desilusionada.
Lo que es la producción y la estética de la serie la encuentra excelente, pero me ha decepcionado.
Me parece bien darle un nuevo aire y resaltar temas vigentes (como el bullyng) pero no al nivel de cambiar la trama de la novela que tan maravillosamente escribió Lucy M. Montgomery.
Saludos
El haber visto la serie con mi esposa y mi hija menor que fue quienes nos la recomendó, hizo que la disfrutáramos mucho, no hicimos comparaciones con el libro y entendemos que en ese tipo de series televisivas se tenga que aumentar el drama. Ana es maravillosa y en momentos impredecible pero encierra una gran sentido de humanidad que engrandece el corazón. Que pena que los episodios hayan sido insuficientes y esperamos pronto produzcan más.
Juan Pablo Jiménez
Juan Pablo estoy 100% de acuerdo contigo. Aunque la serie esté basada en el conocido Libro Ana de las tejas verdes, ni siquiera lleva su nombre, lo que permite a sus productores tener libertades con los hechos de la obra.
Yo espero algún día ver en pantalla una versión fiel de Los Miserables como también he detestado que mis novelas favoritas hayan sido deformadas para llegar a la tele audiencia, pero esta adaptación se me antoja fabulosa.
Mi hija me la presento y desde entonces juntos hemos disfrutados de todos sus capítulos.
Me parece una joya de la humanidad y una bofetada a los prejuicios. Tiene errores similares a la pérdida del burro de Sancho Panza y su posterior luego aparecion en otro capítulo porque Cervantes se desconcentro.
Espero con ansias la próxima temporada.