No es habitual que los testamentos de los escritores más famosos acaben llegando hasta nosotros para su lectura pública. Es decir, en la lista de cosas que los fans de este o aquel escritor famoso acumulan en su lista de lecturas hay muchas cosas, desde su libro de recetas a su diario personal pasando por las notas que sacaba, pero no su testamento. Sin embargo, a quién deja qué nos dice muchas cosas sobre su vida personal y sobre su éxito (y fortuna). En el caso del testamento de Jane Austen, que hemos encontrado en la edición de sus Cartas, nos confirma, una vez más, su profundo amor por su hermana Cassandra.
Domingo, 27 de abril de 1817
Yo, Jane Austen, de la parroquia de Chawton, expreso de este modo mis últimas voluntades y testamento, y dejo en herencia a mi queridísima hermana Cassandra Elizabeth todas mis posesiones en el momento de mi muerte, o las que pudiera recibir posteriormente, salvo el pago del coste de mi funeral y un legado de 50 libras a mi hermano Henry y de 50 libras a Madame Bigeon, que pido sean pagadas tan pronto como sea posible. Y nombro a mi susodicha querida hermana, albacea de mis últimas voluntades y testamento.
Jane Austen
Cassandra Austen fue la principal beneficiaria del testamento, con Henry Austen, el hermano de la escritora que había intentado ser banquero (sin éxito) y acabaría haciéndose reverendo (como su familia siempre había esperado). Henry fue quien en vida de Jane Austen hizo los mayores esfuerzos para que se publicaran sus obras y quien, tras su muerte, se convertiría en coalbacea literario junto con Cassandra.
La sorpresa dentro del testamento es Madame Bigeon. ¿Quién era Madame Bigeon y de qué conocía a Jane Austen? El secreto está – otra vez – en Henry Austen. El hermano de la escritora se había casado con Elizabeth, su prima hermana e hija de Philippa Austen, la hermana de George Austen (padre de Jane, Cassandra, Henry y unos cuantos hijos más). Elizabeth había nacido en la India y era ligeramente más mayor que los hijos Austen que aparecen reseñados en este post. Cuando volvió a Reino Unido desde las colonias (para encontrar marido), acabaría casándose con un noble francés. De ese matrimonio nació Hastings, su único hijo, un niño enfermizo. Tras la muerte del noble francés (en la guillotina), se casaría con su primo Henry.
Como Hastings tenía una salud delicada, Elizabeth Austen tenía consigo a una mujer francesa y a su hija para ayudarles. La hija se casó en Londres, aunque, como explica en la biografía sobre Jane Austen Claire Tomalin, su marido desapareció poco después de la boda y ella volvió a trabajar con su madre. Esa muchacha era la Madame Pigeon del testamento. Sus relaciones con los Austen siempre fueron muy buenas (y siguió con ellos tras la muerte en la infancia de Hastings) . Si Jane Austen le dejó dinero en su testamento puede explicarse por eso o, por como apuntan ciertos especialistas, porque Madame Pigeon perdió el poco dinero que podía tener en la aventura fallida del banco de Henry Austen.
estupenda esta mujer, MA-RA-VI-LLO-SA.