¿Hablan todas las novelas de las mismas cosas? ¿Cuentan todas al final la misma historia? Una de las cuestiones que siempre se señalan es que, al final, todo está ya inventado, que en realidad no se acaba descubriendo nada nuevo y que las novelas están contando siempre las mismas historias, una y otra vez. Nada queda por descubrir y nada queda por inventar, porque ya se ha escrito todo. Lo que hace que las novelas sean diferentes, apuntan quienes sustentan esta teoría, es el hecho de que las historias son contadas de un modo distinto.
Y, según un estudio de la Universidad de Vermont, que recoge Quartz, quienes así lo creen en realidad tienen razón. Los investigadores han analizado qué es lo que ocurre en varias novelas (se han centrado en 1.700 libros) y han llegado a la conclusión de que en realidad solo están contando seis tipos de historias. No es que todas las novelas sean exactamente iguales, pero sí que todas pueden encajar en el mismo esquema o en el mismo tipo de historia. En resumen, en la literatura hay seis contenedores de historias en los que se puede meter todo.
¿Cuáles son esos seis formatos? El primero es el de pobreza a la riqueza, esas historias en las que los protagonistas evolucionan para mejorar su posición. Tras este tipo de historias están, en la lista, sus opuestas: de ricos a pobres, o las tragedias, que historias de caídas. El tercer tipo de historias es la que llaman ‘hombre en un agujero’, que empieza con una caída y sigue con una subida.
Las tres historias que quedan tienen todas nombres de la mitología y la literatura popular. Están las historias Ícaro, en las que tras la subida viene la gran caída; las Cenicienta, con subida-caída-subida; y las Edipo, con caída-subida-caída.
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