Amtrak

Los trenes tienen algo especial, algo literario, algo que los hace ligeramente inspiradores. Posiblemente el porcentaje de historias que empiezan o acaban en una estación o con un tren (por ejemplo, El hospital de la transfiguración empieza con un viaje en tren y Anna Karenina… ya sabéis… acaba más o menos en un tren)  sea muy elevado. Pero además de tomar como punto de inspiración, también es un punto de partida para la obra literaria. Ver pasar el paisaje durante el viaje inspira. Y estar encerrada en un tren, solo con tu ordenador, también. Es lo que acaba de demostrar una escritora estadoundiense, que ha protagonizado la primera (y fascinante) residencia de escritores de Amtrak, la compañía pública de trenes estadounidense. 

Todo empezó de una forma espontánea y 2.o, como ha demostrado el largo artículo que The Wire ha dedicado a esta preciosa iniciativa. Un popular escritor anglosajón, Alexander Chee, protagonizó una entrevista en la web del PEN Club. Le preguntaban cuál era el mejor lugar para escribir. «Pienso todavía que un tren es lo mejor para estas cosas», señalaba, y ahora viene la frase crucial. «Ojala Amtrak ofreciese residencias para escritores. Después de los trenes, las bibliotecas por la noche, especialmente las vacías». Tras leer el artículo, un periodista y una escritora, Jessica Gross, comenzaron una conversación en Twitter sobre lo maravilloso que sería que la compañía de trenes lo hiciese realmente.

La magia vino gracias a que en Twitter todo el mundo puede leer lo que se dice sobre ellos: Amtrak les contestó y los invitó a hacer un viaje en tren para únicamente escribir. Gross cogió un tren desde Nueva York, donde vive, hasta Chicago. Y vuelta. 39 horas de viaje y 44 en total, encerrada en un compartimento del tren y dedicada solo a escribir. «Mi trabajo principal es ser llevada; cualquier lectura o escritura es extracurricular», escribía Gross luego sobre la experiencia en The Paris Review. A The Wire le explica que escribió todo el tiempo y que nadie en el tren sabía exactamente qué estaba haciendo. El tren te saca de tu vida cotidiana, añade, por lo que te hace sentarte a escribir.

Por supuesto, la experiencia fue gratis. Amtrak solo le pidió a la escritora que les respondiese a una entrevista para su blog y ella comentó también en su Twitter lo que estaba sucediendo. Desde entonces, por supuesto, la compañía de trenes ha recibido numerosas peticiones para repetir la experiencia. Claro está, Alexander Chee también tendrá la suya en unos meses.  Y dado que el experimento ha salido tan bien, Amtrak espera repetir con varios escritores cada mes.

Y ahora, a este lado del Atlántico, solo podemos esperar que Renfe copie la idea.

Foto  THE Holy Hand Grenade!