Una de las cosas que más nos gustan a los periodistas a la hora de hablar de lanzamientos y de novedades es la de poner apellidos que liguen el producto a uno anterior con muchísimo éxito. En los últimos años, todas las series de época eran el nuevo Mad Men. Y ahora todas las series con toques de pasado, elementos de ciencia ficción y tramas de intriga/amor/muerte tienen todas las bazas para ser el nuevo Juego de Tronos. El último nombre en unirse a esta lista es Outlander, Forastera, la saga de novelas que Diana Gabaldon ha ido publicando en los últimos casi 30 años sobre Claire Randall, una enfermera de la II Guerra Mundial que viaja en el tiempo hasta la Escocia del siglo XVIII.
¿Qué tienen en común una y otra para ser una la nueva otra? Outlander, Forastera, cuenta con una increíble base de fans, que usan internet para estar en contacto y compartir sus apreciaciones sobre las novelas y soñar con los nuevos tomos de la serie. Gabaldon ha señalado en alguna ocasión que espera que la saga cuente con nueve entregas (y ya sabe cuál será la escena final), por lo que a los lectores solo les queda por esperar la última de las novelas (para los lectores en castellano, la espera será más larga, porque la octava aún no ha salido al mercado). Por otra parte, las dos sagas incorporan elementos de ciencia ficción y ambas cuentan con largos libros que son la base de la historia (aunque Gabaldon ha creado pequeños relatos paralelos y ha hecho un spin off con uno de los personajes) y se enredan en las relaciones familiares de sus personajes.
Pero Outlander no es Juego de Tronos, aunque la serie pueda ser uno de los éxitos de la temporada de estrenos que empieza y conseguir convertirse en un nuevo fenómeno global. Starz, la cadena de cable estadounidense que está detrás de la adaptación, ya consiguió que la serie fuese una de las protagonistas del Comic Con y ha conseguido mucha atención liberando en internet (para los espectadores de EEUU, eso sí) el primer capítulo de la serie.
En formato libro ya es ese fenómeno global, especialmente en los países de habla inglesa. Aunque posiblemente el hecho de que las historias hayan sido en general incluidas entre la novela romántica más que entre otros géneros, ha hecho que quizás no hayan llegado a otros públicos que la serie conseguirá conquistar. Según explicaba la autora a uno de los medios que ha analizado la serie, cuando lanzó el primer libro de la saga lo de encasillarlo como romance fue una argucia de su agente para vender más ya que la ciencia ficción se vendía (al menos entonces) mucho menos. La promesa era que, cuando el libro despegase, se pasaría la saga a ‘ficción general’.
La crítica en los medios estadounidenses al calor del estreno en Starz de la serie ha destacado algunos elementos que han llamado la atención de esos otros públicos. Se ha destacado el carácter feminista de la historia, al igual que el hecho de que tenga una cierta base histórica (algunos personajes hablan incluso en gaélico porque es lo que hubiesen hecho en ese momento histórico real) y el que los personajes masculinos no sigan los tópicos del género, sea cuál sea el género en el que se quiera incluir a la saga (ahí está el hecho casi subversivo – teniendo en cuenta lo habitual – de que en la relación entre los protagonistas sea el personaje masculino, el atractivo guerrero escocés, el que llegue virgen e inexperto al lecho nupcial).
Los espectadores de la serie podrían sumarse a los lectores que ya han descubierto la historia y que ya han creado una base de fans en la red. En castellano también existen blogs y páginas que analizan la historia y siguen las últimas actualizaciones de la saga y que analizan y critican los fallos en las versiones españolas de los libros (recomendable es este blog y muy interesante es su lectura crítica de las traducciones que de los 5 primeros libros hicieron en Salamandra).