Dostoievski efealcuadrado 3 72

Fiódor Dostoievski se enfrentó a un gran problema durante muchos años de su vida: cuando se veía cerca de una mesa de juego se cegaba, tanto que no era capaz de no sentarse y apostar. Poco importaba la situación financiera en la que estaba o lo que eso supusiese para los demás (como bien sabía su esposa Anna, que tuvo que sufrir los agujeros que su marido hacía en la precaria economía doméstica mientras vivían en Alemania, Suiza e Italia por culpa de las mesas de juego). Esa fijación con las mesas de juego le sirvió (antes incluso de esos años de juego salvaje por las mesas europeas) para crear una historia, El jugador, sobre la que hemos encontrado unas cuantas razones para leerla.

  1. La edición

No necesariamente tienes que leerla en la misma edición que hemos usado en la redacción de Librópatas, pero lo cierto es que puestas a recomendar la recomendamos (y puestos a leer en ella es una razón más para hacerse con la novela). SextoPiso acaba de editar El jugador en su colección de libros ilustrados, con ilustraciones de EfealCuadrado. Hacen que la novela entre ya directamente por los ojos. Por otra parte, se agradece cuando tienes una edición de un clásico que no está en bolsillo y que por tanto no tiene letra pequeñita (editoriales que estáis publicando los clásicos en ediciones de tapa dura, un aplauso para vosotras).

  1. La historia

El jugador cuenta con una historia propia como libro que hace que sea atractiva ya por sí misma. Dostoievski estaba sumido en las deudas (que además no eran suyas, sino de su hermano: cuando murió su hermano decidió asumirlas para que su viuda – y sus cuatro jóvenes hijos – no viviesen con aún más estrecheces) e hizo un pacto casi suicida con su editor. Tenía que entregar una novela antes de una fecha concreta o perdería los derechos de todas las obras que vendrían después. Como no era capaz de lograrlo solo contrató a una estenógrafa, Anna Snitkina (y sí, hablamos de ella en ¡No te cases con un escritor!) para que le ayudase. Dostoievski acabó la novela en menos de un mes (y se acabó casando con su estenógrafa).

  1. La tía anciana

El protagonista de esta historia es Alexéi Ivánovich, el tutor de los hijos pequeños de un general ruso que está en una ciudad alemana (Ruletemburgo), una de aquellas ciudades balneario del XIX a la que los ricos iban a curarse (razón oficial) y a dejarse la fortuna en las mesas de juego (razón real). Alexéi está enamorado de Polina, la hijastra del general. Pero en realidad a todos ellos les roba el momento la tía anciana del general, la que todos esperan que muera en algún momento y les deje a todos su fabulosa herencia. Hacemos un pequeño spoiler: no se muere, sino que se monta en un tren y aparece en Ruletemburgo. Y la abuela vive la vida…

  1. Miserias y más miserias…

Posiblemente no te harías amigo de ninguno de los personajes que aparecen en esta novela. Todos son miserables y todos hacen cosas más que cuestionables.

  1. No es un clásico mainstream

El jugador no es una de las novelas que todo el mundo conoce/lee/cita cuando habla de Dostoievski. Al escritor ruso siempre se le recuerda por sus obras más populares (y al final las que la crítica considera sus obras maestras). Para quienes tienen pendiente iniciarse en este clásico autor (era mi caso) esta es una apuesta menos intensa (la novela no es un tocho y sirve para un primer contacto). Para quienes están interesados en recuperar los clásicos olvidados (o les queda por cumplir ese punto del reto de lectura) es también una opción a tener en cuenta.