hygge

A menos que hayas vivido en un sitio sin internet y hasta sin tiendas, es probable que el hygge haya llegado ya a tu vida de una manera o de otra. De hecho, puede que no conozcas la palabra, pero puede que hayas visto sus ‘restos’ por algún lugar. El hygge es una moda importada desde Dinamarca, donde nació el término que significa (o eso dicen) “pensar y sentir con satisfacción”. Básicamente es como una filosofía de ser feliz a la danesa, contentándose con pequeñas cosas. El hygge es quedarse en casa leyendo con una taza de algo calentito, las velas y los muebles hechos con palés (porque por supuesto también es una idea de vida sostenible). Y el hygge es, por supuesto, un boom editorial, hasta quizás incluso una burbuja de moda.

Todo empezó en el mercado británico (donde ya están experimentando con la nueva palabra de moda y el nuevo secreto de la felicidad, en este caso sueco, el lagom), donde empezaron a aparecer los manuales de estilos de vida sobre cómo hacer que nuestro día a día fuese más hygge. Y en el mercado británico es también donde he encontrado la última extensión, la que podríamos bautizar como la hygge novela.

La hygge novela no es exactamente un género (o no lo era hasta que descubrí esto que ahora os voy a contar y me dio una especie de venada de analista) pero podría serlo. Buscado qué leer con cierta desesperación para el retópata de este año para cumplir con el punto de lectura de novela feel good, me encontré en Netgalley* con una novela titulada Hygge&Kisses. El libro, firmado por Clara Christensen y publicado por Simon & Schuster en Reino Unido, tiene una portada llena de nieve, té y velitas. La venden como «¡la primera novela hygge cálida, acogedora y romántica!«.

Es a primera vista una novela feel good de chica que no encuentra su lugar en el mundo y que lo descubre tras pasar unos días en Dinamarca pasando frío y absorbiendo la filosofía hygge. La novela no es gran cosa (le di dos estrellas en GoodReads, aunque es algo sobre lo que sigo pensando) y la protagonista, Bo, parece un tanto ‘demasiado tontita para sobrevivir’ y a mí personalmente estuvo a punto de empujarme al hate-reading, pero lo interesante no es esta historia sino lo que descubrí cuando subí mi lectura a GoodReads. Puede que a esta la vendan como la primera novela hygge, pero no lo es. ¡Ya hay otra!

hygge novelas

Se titula The Hygge Holiday, de Rosie Blake y publicada por la también británica Sphere. Aunque cuesta 1,99 euros como ebook en Amazon, no lo ha leído. Su portada es también al estilo de la otra y su resumen (¡está protagonizada por Clara Kristensen!, lo que es – mirad la escritora de la otra novela – un tanto meta) es también feel good y… hygge. En este caso la venden como «la perfecta receta para hacer hygge este otoño: prepárate un chocolate caliente, cierra las cortinas, tápate con una manta y ¡lee hacia la felicidad!». Clara, la protagonista, empieza a trabajar en una tienda de juguetes («adorable pequeña tienda de juguetes» = hygge) que acaba de cerrar durante sus vacaciones para salvarla. El hijo de la dueña llega a ver qué pasa. No puedo deciros si es mala o buena porque no la he leído, como confesaba.

La aparición de estas dos novelas tiene su lógica, o al menos cuando lo analizas con el punto de vista de los contenidos en los tiempos de internet. Cuando un término se pone de moda online y todo el mundo empieza a buscarlo, los periodistas de la red sabemos que tenemos que escribir sobre eso (y casi lo que sea) para hacernos con ese tráfico. Es una de las verdades universales de internet. Aplicando esto al mundo del libro, casi es posible ver cómo pudieron funcionar los engranajes que llevaron al nacimiento de la ‘hygge novela’. De hecho, es hasta tentadora la idea de escribir una hygge novela, autopublicarla con voluntad científica y ver si realmente funciona el uso de una palabra de moda en términos de ventas.

Y, por otra parte, la aparición de estas novelas tiene toda su lógica… Son la culminación de un bombazo editorial. El boom del hygge fue hace el año pasado la tendencia editorial británica (que luego exportaron al resto de Europa) y una con un crecimiento, como explicaba a The Guardian una directiva del sector, que no había tenido igual.

Todo el boom, explican en ese fascinante longform, fue, de hecho, la conclusión del trabajo de la industria editorial británica, que se encargó de diseñar la fórmula perfecta para que el hygge pasase de ser una palabra danesa a la palabra de moda. Los editores lo vieron de forma paralela en un artículo, buscaron autores daneses que hicieran sus libros sobre el tema y los lanzaron al mercado. Habían arrancado la moda.

 Y una vez que han agotado la vía del libro que te enseña a hacer más hygge tu vida, llega el momento de probar otras vías. Las novelas feel good parecen un terreno casi perfecto para añadir la etiqueta hygge casi como sea.

Mi recién investida categoría de analista literaria lograda gracias a ver resultados en GoodReads me dice además que, igual que ocurrió con los libros de estilos de vida, estas hygge novelas son también de lo más traducibles. No me sorprendería que pronto estuvieran en las mesas de novedades que ahora abarrotan los libros con muchas fotos y tapas duras para hacer de tu vida un paraíso de la felicidad danesa.


*Netgalley es una plataforma del mundo del libro que permite acceder a galeradas de libros.