Roald Dahl es un tipo así como entrañable. O al menos es imposible imaginarse de otra manera a alguien que ha ideado una gigantesca fábrica de chocolate o que propone cuentos en verso para niños perversos. Sin duda Roald Dahl es alguien ingenioso, con un fantástico sentido del humor y con un punto travieso. Y por si eso fuera poco, es claramente un autor que nunca ha tomado los niños por tontos.
Por eso estoy esperando ansiosa la publicación de todas sus cartas, porque entrar en la particular visión de Dahl sobre el mundo tiene que ser una gozada. Con motivo de su 100 aniversario (en el año 2016) John Murray Publishers publicará un libro con todas sus cartas, lo que comprende desde su correspondencia de escolar (con faltas de ortografía incluidas) hasta sus misivas de los últimos años, cuando invertía dos horas diarias en responder a sus lectores.
El encargado de juntar todo el material ha sido su biógrafo oficial, Donald Sturrock, que define las cartas como divertidas e imaginativas, así cómo cálidas, encantadoras y bastante peculiares. Las primeras cartas del volumen son las de un colegial de 12 años, que habla sobre cosas como canoas a motor. Con 20 años, mucho antes de soñar con convertirse en escritor, Dahl estuvo trabajando para Shell en diversos lugares de África, desde donde escribió numerosas cartas inventándose historias sobre su día a día, para compensar la falta de aventuras en la jungla.
Mas adelante se unió a las fuerzas de aviación, y tuvo un aparatoso accidente que casi lo deja ciego. Como consecuencia, se le envió a Estados Unidos, desde donde escribió otras cuantas cartas describiendo su estilo de vida «más bien glamuroso» y acompañadas de dulces y regalos difíciles de encontrar en Inglaterra durante la época de la II Guerra Mundial. Fue allí donde comenzó a escribir historias para adultos, y no sería hasta años después (y por repetitiva insistencia de su agente) que se volcaría en el universo infantil.
Con estas cartas que se publicarán en 2016 podremos repasar todos esos acontecimientos de su vida, y sobre todo, disfrutar de su estilo agudo, ameno y juguetón.
Vía | The Guardian
Foto | Effigy Magazine