HERMANAS-DE-HIELOTítuloHermanas de Hielo

Autor: S. K. Tremayne

Editorial: Colmena Ediciones

Formato: Papel

Argumento: Colmena Ediciones trae a España un título que ya ha sido publicado en 13 países, más allá de su estreno en Reino Unido (donde fue, nos cuentan, un superventas), y que va a ser adaptado al cine.

Hermanas de Hielo es un thriller que juega con los secretos familiares y la identidad. Hace un año, una de las dos hijas gemelas de Angus y Sara Moorcroft murió en un accidente. Los Moorcroft se mudan a un faro en una isla, creyendo que el cambio de escenario les ayudará a empezar de nuevo. Pero tras mudarse a la isla las cosas no empezarán a salir como ellos esperan. Kirstie, la hija superviviente, cambia su comportamiento y empieza a decir que ella no es sino Lydia, la hermana dada por muerta. Y ahí empieza el misterio. ¿Qué ocurrió realmente el día de la muerte de Lydia?

El libro viene además acompañado de una nota curiosa. El escritor detrás de la historia es el periodista Sean Thomas Knox, pero la novela viene firmada bajo el pseudónimo S.K. Tremayne. Tremayne se presentaba, al principio de la aventura editorial del título, como una escritora. 

Como cuenta en una columna en The Spectator, empezó a escribir este tipo de novelas a los 44 años, cuando estaba «en la ruina» y solo tenía una silla en casa («cuando mis amigos venían a tomarse un té, yo tenía que sentarme en la cama»). Así que hizo caso a su agente, que le dijo que tenía «escribir un thriller» porque a la gente «le gustan las historias».

Cuando acabó el libro y consiguió cerrar un contrato tocó escoger cómo firmarlo. Su nombre estaba asociado al fracaso literario, se dijo, así que tenía que buscarse un alter ego. Se reunió con sus editores y diseñaron un nuevo nombre que funcionase (Tom Knox), que en la editorial pensó que funcionaría bien porque estaría situado en la mitad de las estanterías de las librerías y por tanto a la vista. Por unos años le fue muy bien y consiguió mejorar sus finanzas, hasta que los gustos literarios cambiaron y sus ingresos se hundieron.

Y ahí fue cuando cambió su identidad por la de una mujer, ya que según escribe quería escribir desde el punto de vista de una mujer y «porque quería ser un no-hombre simplemente porque ayuda hoy en día no ser un hombre si escribes ficción«. Las lectoras son mujeres y el mundo editorial, explica en su columna, es femenino.