Cuando aparecieron los libros electrónicos y cuando se hicieron populares, aparecieron muchos debates. Hubo quien señaló con desdén que el ebook no era “un libro de verdad”, poniendo la frontera del libro en el formato y no en el contenido. Hubo también quien anunció que el ebook iba a acabar con el libro de papel y que nos enfrentábamos a un futuro no muy lejano en el que los libros iban a ser reliquias del pasado. Ahora que han aparecido los audiolibros, el debate vuelve. Están quienes también señalan que no son libros y que sus usuarios no están leyendo, poniendo otra vez el foco en el soporte y no en el contenido, y quienes estudian cómo está impactando al ecosistema del libro. ¿Va el audiolibro a matar a algún otro tipo de libro? Y si nadie muere, ¿perderá parte de su cuota de mercado?
El perjudicado, en este caso, es el libro electrónico. El ebook es el que parece estar llevándose todas las perder en las cuentas del audiolibro.
Las proyecciones no son exactamente nuevas. En 2016, los datos ya apuntaban. como recogía entonces Quartz, que los audiolibros estaban comiendo el mercado de los libros electrónicos. Mientras las ventas de ebooks en EEUU de los registros de la Association of American Publishers (AAP) mostraban una caída, las de audiobooks estaban en un formato ascendente. De un año para otro habían subido en un 30%.
Los últimos datos anuales de la AAP también van en esa dirección. Su último estudio, centrado en los datos de ventas de 2018, mostraba que los audiolibros estaban creciendo en ventas mientras que las de ebooks caían. De un año para otro, los audiobooks habían subido en un 37,1% en ventas y ya movían 127,1 millones de dólares más que en el año anterior. Y, aunque los ebooks habían cerrado un año con 1.000 millones de dólares de ventas, se habían estancado. De un año para otro las ventas habían bajado en un 3,6%. Los sistemas de descarga estaban haciendo que los audiolibros fuesen muy populares. En lugar de comprar audiolibros físicos (un CD), los lectores accedían a ellos vía aplicaciones que habitualmente tenían en sus smartphones.
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