
Después de leer el último libro de la saga Ravenel (Devil in Disguise, todavía por traducir al castellano), de Lisa Kleypas, me fui a GoodReads para ver qué pensaba la gente de la entrega. A mí me había parecido meh (sí, sé que es una declaración bastante pobre como crítica literaria), pero reconocía que estaba bien escrito.
Creo que la crítica que mejor condensa mis sentimientos lectores es esta de una crítica de romántica estadounidense y que podría funcionar como resumen perfecto de lo que es leer a Kleypas. La obra de Kleypas es como la pizza: la pizza siempre es buena, incluso cuando sabemos que estamos comiendo una que tiende más bien a mediocre. Sigues disfrutándola.
En esa reflexión estaba pensando cuando decidí sentarme a escribir sobre En busca de Cassandra. Vergara publica esta novela el 16 de septiembre, en una traducción de María del Mar Rodríguez Barrena (al menos ese es el dato que apunta una librería online). En busca de Cassandra juega con varias tropes clásicas de la novela romántica. Tenemos el matrimonio forzado por los elementos (esperado, pero que llega en la recta final de la novela), el héroe “sin corazón” o el pilluelo callejero que hace avanzar la historia y el viaje personal de los protagonistas.
La historia – que parecía que iba a ser cuando apareció en inglés como Chassing Cassandra la última de la saga, pero que no lo es gracias al ya mencionado Devil in Disguise – sigue a la última de las hermanas Ravenel, Cassandra, en una nueva temporada londinense de busca de compromiso matrimonial (la novela se ubica en la época victoriana, sobre la década de 1870) poco fructífera, mientras asiste a eventos que ya conocemos por libros anteriores y que vemos aquí desde su punto de vista. Frente a ella se sitúa Tom Severin, otro personaje que ya ha aparecido como secundario durante la saga, el “industrial sin corazón”.
Recordando la lectura de Chassing Cassandra ahora que sale en castellano, se pueden concluir varias cosas. La novela no es la mejor de la saga (a la hora de abordar los personajes y sus matices psicológicos, algo que Kleypas hace muy bien, sin duda La hija del diablo es la mejor), pero dado que es una novela de Kleypas no es mala. Aún cuando sus novelas son más del montón, siguen siendo de su montón y, por tanto, cuentan con personajes complejos y matices y con un muy buen trabajo de escritura. En resumidas cuentas, Lisa Kleypas siempre cumple.
Quizás, en esta novela, el conflicto exterior es mucho más reducido. Las ambiciones de Cassandra están muy lejos de las de las otras protagonistas de las novelas de la saga Ravanel (como la misma protagonista indica), pero que a estas alturas hace que resulte una protagonista un tanto aburrida y menos interesante. A nivel de historia, todo se centra más en las dinámicas internas de relación entre los dos protagonistas.