Portrait Of E. M. DelafieldE.M. Delafield fue una escritora bastante popular en las letras en inglés del período de Entreguerras, gracias al éxito de su novela Diario de una dama de provincias , el encantador diario de la esposa de un administrador de una propiedad rural con claras reminiscencias a la vida real de su autora.

Edmée Elizabeth Monica de la Pasture, que usó como pseudónimo E.M. Delafield para diferenciarse de su madre escritora, había sido una jovencita de buena familia decidida a hacerse monja (y estuvo en un convento en Bélgica como novicia) pero había acabado siendo escritora. Durante la I Guerra Mundial, trabajó como enfermera voluntaria y después se casó con Arthur Paul Dashwood, hijo pequeño de una familia noble (resultado: cero fortuna). Dashwood trabajó en Asia (y la escritora fue con él) y luego en una casa en la campiña inglesa, donde vivió el matrimonio y sus dos hijos. Y escribió muchísimo.

Delafield había empezad0 a escribir antes de casarse y durante la guerra. Zella Sees Herself apareció en 1915, seguido por A Perfectly True Story (una historia breve) y The War Workers (el libro que nos ocupa), una novela escrita en 1917 (contemporánea por tanto a los hechos que nos narra) y publicada en 1918. El libro no es aún tan redondo como pueden ser sus libros posteriores y, aunque pueden verse maneras de la ironía brutal y genial de la dama de provincias, se nota que es aún una de sus primeras historias. ¿Por qué entonces dedicarle tiempo? La novela es muy interesante: la historia se deja leer (sobre todo en la segunda mitad de la trama, cuando saltamos de la presentación de personajes a los hechos) y, sobre todo, funciona como un estupendo documento histórico, un testimonio en tiempo real sobre el trabajo de las mujeres en la retaguardia de la I Guerra Mundial (y el choque que esto supuso con la sociedad de la época).

Charmain Vivian es la hija de Lord y Lady Vivian, los dueños de un palacete en Plessings, que no han tenido más hija que esa y por tanto no tienen heredero (aunque como nos cuenta un personaje en un momento son «la realeza de la zona»). Lady Vivian mantiene una cierta censura sobre la guerra en casa. No deja que se hable del tema ni que se traigan noticias de las batallas, posiblemente porque no quiere que afecten a su marido. Charmain, la hija, sin embargo, está entregada a la causa, siendo la directora del  Supply Depot (la intendencia que da cobertura a los soldados con comida, alojamiento y hospitales en la retaguardia) con maratonianas jornadas de trabajo. Por supuesto, todas las mujeres que trabajan a su cargo la admiran, por su entrega absoluta, a pesar de que es una tirana como jefa. Solo una chica nueva, una outsider, que siempre dice lo que piensa plantea otro punto de vista. ¿No estará Charmain Vivian encantada con que todo el mundo la vea entregada a la causa?

La novela sigue la vida de Charmain, de sus empleadas (especialmente Grace Jones, la outsider) y los padres de la directora en su palacete rural. Y sobre todo nos permite descubrir cómo era la vida de esas mujeres trabajadoras durante la I Guerra Mundial y el choque de clase entre quienes lo hacían (y vivían más o menos de él, como son las chicas que trabajan para Charmain y viven en un hostal decrépito) y las mujeres de alta sociedad que lo añaden a su lista de actividades (como la amiga de Lady Vivian que abre una cantina para soldados – y carga de más trabajo a las empleadas del Supply Depot- o la propia Charmain Vivian).

Y así The War Workers se convierte en un interesante clásico olvidado a exhumar y en un nuevo libro para la biblioteca de la recuperable E.M. Delafield. El libro está para descarga gratuita en formato ebook en Project Gutenberg