Quizá te hayas sorprendido visitando la casa de Charles Dickens, o viendo una foto de la oficina de Hemingway. Quizá hayas visto un pupitre elevado, o una máquina de escribir sobre una cómoda. Quizá hayas pensando que lo habían puesto ahí para decorar. ¡Pues no! Al parecer los beneficios de escribir de pie son muchos: ocupa menos espacio la zona de trabajo, acabas más cansado así que duermes mejor, si alguien entra a visitarte no tiene donde sentarse y además pierdes peso y combates el sedentarismo. Y según Hemingway: ayuda a concentrarse mejor, eliminando distracciones. Lo que resulta difícil de creer es que sea cómodo.
Pero lo cierto es que no son dos lunáticos con extraños rituales de escritura, hay muchísimos autores (y otros profesionales) que elegían escribir de pie. Y de hecho, los escritorios elevados eran un mueble muy habitual en la casas de la clase alta durante los siglos XVIII y XIX. Aún así, te sorprenderá saber que ese hábito de escribir de pie es común también a muchos escritores del siglo XX. Aquí tienes 10 ejemplos de todos los tiempos.
1. Charles Dickens (1812-1870)
Elizabeth Gaskell describió su abarrotado estudio así: «Libros por todas partes, del techo al suelo, un pupitre elevado en el que escribe, y todo tipo de cómodos sillones».
2. Eduardo Pondal (1835- 1917)
El creador del himno gallego (entre otras cosas) escribía siempre de pie, tanto sus textos literarios como sus cartas personales. Además, reescribía constantemente (así que podemos imaginar que pasaba bastantes horas al día delante de su pupitre).
3. Winston Churchill (1874 – 1965)
Hay quien dice que escribir de pie fue el secreto de la longevidad del político británico, aunque hay que aclarar que también le gustaba escribir en la cama, recostado sobre unos cojines.
4. Virginia Woolf (1882 -1941)
Tenía un pupitre elevado de unos 105 cm, con la parte superior inclinada. Además de escribir de pie, dicen que trataba su manuscrito como el lienzo de un pintor, alejándose fisícamente de su obra para considerarla desde nuevos ángulos.
5. John Dos Passos (1896 -1970)
John Dos Passos tenía una buena rutina de escritura: trabajaba por las mañanas y descansaba por las tardes. Además de escribir de pie, mezclaba textos a mano con otros ya a máquina, aunque la encargada de transcribir todo eso en limpio era su mujer. Por lo demás, decía que para escribir todo lo que necesitaba era «una habitación sin interrupciones particulares».
6. Ernest Hemingway (1899 -1961)
Aunque tenía una habitación-despacho para escribir, prefería hacerlo en su habitación. Así la describió un entrevistador: «La habitación se divide en dos espacios mediante un par de estanterías que quedan a la altura del pecho, que se destacan en la estancia, formando un ángulo recto respecto a paredes enfrentadas. Es encima de una de esas estanterías abarrotadas donde se encuentra «el escritorio» de Hemingway (al lado de la ventana y a unos tres metros de la cama). Ocupa un metro de ancho, cercado por libros en un lado, y por un montón de periódicos recubiertos de folletos, manuscritos y papeles por el otro. Queda el espacio justo para la máquina de escribir, junto a un atril de madera , cinco o seis lápices y un pisapapeles de cobre que sujeta los papeles cuando el viento sopla desde la ventana».
Además, escribía descalzo con los pies sobre una mullida alfombra hecha con la piel de un kudú.
7. Vladimir Nabokov (1899 -1977)
Normalmente comenzaba a trabajar sobre la una de la tarde, y permanecía escribiendo hasta las seis, pero no estaba todo el tiempo de pie: «Me gusta empezar el día en la posición vertical del pensamiento vertebrado, en un encantador atril antiguo que tengo en mi estudio. Después, cuando siento la gravedad mordisqueando mis pantorrillas, me instalo en un cómodo sillón junto a una mesa normal; y, por último, cuando la gravedad comienza a subir por la espalda, me acuesto en un sofá en un rincón de mi pequeño estudio».
8. Thomas Wolfe (1900- 1931)
Al parecer era muy alto, y descubrió que donde más cómodo le resultaba escribir era sobre la parte de arriba de su nevera, en la cocina, de pie. Además escribía siempre a mano y con lápiz, a pesar de que tenía máquina de escribir.
9. Philip Roth (1933-)
Trabaja también de pie, dando vueltas a medida que piensa (de hecho, asegura caminar más de medio kilómetro por cada página que escribe). En el momento de escribir también opta por un pupitre elevado, que además da la espalda a la ventana, para evitar distracciones.
10. Eduardo Mendoza (1943-)
Trabaja sobre un pupitre elevado, reproducción de un escritorio alemán del siglo XVIII, pero solo mientras redacta los borradores. A la hora de pasarlos y escribir la versión final, prefiere sentarse.
Bonus track: Otros escritores que optaron por escribir de pie fueron Pessoa, Lewis Carroll o George Sand.