Hace poco, cuando repasamos brevemente la historia de los seudónimos literarios, ya vimos que una razón recurrente para elegir un nombre de pluma era la de ocultar que la autora era mujer. Eso ocurre ahora, cuando tienen una menor presencia en medios o sus obras se catalogan como «para mujeres» llenándose de colores rosas y fotos de pasteles, y ocurría todavía más hace 100 o 200 años, cuando se entendía que escribir no era, ni debía ser, una actividad para chicas (esa fue, de hecho, la respuesta que recibió de un famoso escritor Charlotte Bronte cuando le envió una selección de sus poemas).

En el caso de Jane Austen, no quería enmascaras su condición femenina con ‘A lady’ (Una mujer) sino más bien reivindicarla. En todo caso, a lo largo de la historia, han sido muchas las mujeres que han escrito bajo otro nombre, o han preferido dejar sus iniciales a escribir el nombre entero. El objetivo principal en muchos casos era que las obras se leyesen desde una perspectiva libre de prejuicios y en igualdad de condiciones con las obras de cualquier otro autor de la época.

Mashable recoge en esta infografía la historia de algunos de esos seudónimos de famosas autoras.

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