No es la primera vez que damos aquí consejos de los grandes maestros sobre cómo convertirse en escritor, pero pocas recomendaciones me han gustado tanto como la de Charles Bukowski. Bien es cierto que no ayuda mucho, pero qué podemos esperar de un escritor maldito cuyo epitafio reza «no lo intentes». Y ese es el truco, según un poema del propio autor, para conseguir escribir: no intentarlo.
Lo cuenta en ‘Así que quieres se escritor’, un poema publicado por primera vez (póstumamente) en 2003, que es una maravilla. Vale que mitifica un poco la figura del escritor como espiritista a la espera del contacto de las musas y que desdeña el trabajo duro. Pero qué queréis, él se lo pudo permitir.
«Si no te sale ardiendo de dentro,
a pesar de todo,
no lo hagas.
A no ser que salga espontáneamente de tu corazón
y de tu mente y de tu boca
y de tus tripas,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte durante horas
con la mirada fija en la pantalla del ordenador
o clavado en tu máquina de escribir
buscando las palabras,
no lo hagas.
Si lo haces por dinero o fama,
no lo hagas.
Si lo haces porque quieres mujeres en tu cama,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte
y reescribirlo una y otra vez,
no lo hagas.
Si te cansa sólo pensar en hacerlo,
no lo hagas.
Si estás intentando escribir
como cualquier otro, olvídalo.
Si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti,
espera pacientemente.
Si nunca sale rugiendo de ti, haz otra cosa.
Si primero tienes que leerlo a tu esposa
o a tu novia o a tu novio
o a tus padres o a cualquiera,
no estás preparado.
No seas como tantos escritores,
no seas como tantas miles de
personas que se llaman a sí mismos escritores,
no seas soso y aburrido y pretencioso,
no te consumas en tu amor propio.
Las bibliotecas del mundo
bostezan hasta dormirse
con esa gente.
No seas uno de ellos.
No lo hagas.
A no ser que salga de tu alma
como un cohete,
a no ser que quedarte quieto
pudiera llevarte a la locura,
al suicidio o al asesinato,
no lo hagas.
A no ser que el sol dentro de ti
esté quemando tus tripas, no lo hagas.
Cuando sea verdaderamente el momento,
y si has sido elegido,
sucederá por sí solo y
seguirá sucediendo hasta que mueras
o hasta que muera en ti.
No hay otro camino.
Y nunca lo hubo»
No era la primera vez que Bukowski teorizaba en sus poemas sobre el genio creativo. Ya nos había dado otras reglas en un poema llamado ‘Cómo ser un buen escritor’, en el que hablaba de follar mucho, beber cerveza y emular a los grandes: Hemingway, Celine, Dostoievsky, Hamsun. Pero este me gusta más.