Una de las imágenes promocionales de Muerte en el Nilo

En las últimas semanas vi dos adaptaciones literarias. Las dos tienen un rasgo en común –ninguna de ellas es exactamente fiel al material literario que adaptan– y las dos despertaron en mí una respuesta completamente distinta.

La segunda temporada de Los Bridgerton, que parte del segundo libro de la saga literaria de Julia Quinn, ha creado una historia completamente nueva a partir del armazón literario y, salvando una elección que no me convenció (y me llevó a pensar en las novelas esto lo gestionan mejor), en ningún momento me descubrí gritándole a la pantalla un «¡pero en los libros!».

Sin embargo, la última versión cinematográfica de Muerte en el Nilo me pareció tan mala que le dije a una de mis amigas, que también la estaba viendo, que estaba segura que el fantasma de Agatha Christie se irá a embrujar la casa del director de la película. En realidad, ni siquiera soy fan de Christie, de la que leí solo un par de libros, pero el resultado cinematográfico me pareció tan malo que me enfadé como si hubiese sido su seguidora más entregada.

Por tanto, ambas adaptaciones son un punto de partida muy interesante para hablar de si una adaptación literaria debe ser totalmente igual al libro del que parte. Aunque es cierto que en ocasiones quienes han leído una historia – y la han leído con gran pasión – sienten una especie de traición cuando lo que ven en la pantalla no es exactamente lo que han leído, una adaptación literaria no necesita seguir de forma textual el libro del que parte. A veces lo consiguen y funciona, pero lo audiovisual y lo literario son mundos distintos y hay que entender que por ello requieren también respuestas diferentes. Lo que en una novela funciona, puede ser un lastre en una película. Y viceversa.

Además, también podríamos decir que ambas obras tienen personas y equipos creativos diferentes detrás, lo que hace muy difícil hacer una fotocopia.

¿Debe ser entonces una adaptación literaria absolutamente fiel al libro? La respuesta es que no, pero eso no quiere decir que quienes adaptan tengan completa manga ancha. Si Los Bridgerton me pareció una estupenda adaptación, a pesar de todas sus diferencias, fue porque han logrado comprender muy bien las claves del género literario del que parten y la esencia de la historia. No es exactamente lo mismo, pero si es en esencia algo parecido.

Si Muerte en el Nilo me causó auténtica indignación literaria fue porque la adaptación había tomado un producto literario y lo había hecho muchísimo peor, sin respetar la esencia de la historia que contaba. El punto de partida de la novela de Agatha Christie y del misterio tiene lógica y funciona. El de la película hace aguas y en ocasiones no tiene ni lógica.

Y, mientras Christie logra mantener tu atención (necesitas saber si quien tú crees es realmente el asesino), en la película te descubres viendo que ha pasado hora y cuarto con cierta desesperación porque aquello no ha acabado. El filme no ha logrado capturar la esencia del género literario que adapta y por eso es una adaptación literaria fallida.