Ya os contamos en junio que, para nosotras, ‘Ritos funerarios
‘ era una de las mejores novelas que se habían traducido este año al español (en todo caso, de entre el pequeño espectro de lo leído) y cinco meses después, seguimos pensando lo mismo. La novela de Hannah Kent nos cuenta la historia de Agnes Magnúsdóttir, la última condenada a muerte ejecutada en territorio islandés, y lo hace de forma que consigue sumergirnos por completo en el paisaje nevado, en el trabajo de la granja, en los sentimientos de una persona que sabe que va a morir.
Si quieres saber más sobre la autora, puedes leer esta entrevista. Después, vuelve para leer un pequeño fragmento:
«Margrét pensó en la tos que la aquejaba e instintivamente se llevó una mano a la boca. Desde que llegaron las noticias del comisionado sus pulmones habían estado expectorando putrefacción con cada vez mayor regularidad. Cada mañana se levantaba con un peso en el pecho. No sabía si lo causaba el temor por la llegada de la criminal, o la escoria acumulada en sus pulmones durante la noche, pero le hacía pensar en la tumba. «Todo se desmorona», pensó.
Uno de los alguaciles había ido a buscar a Agnes donde la habían dejado atada con los caballos. Margrét solo había certado a atisbarla cuando salió de las habitaciones en penumbra de la casa para llevar la cena a los hombres: una leve mancha azul, el borrón de una falda bajando de un caballo. Ahora el corazón le latía con fuerza. Pronto tendría a la asesina delante. Le vería la cara; notaría su calor en aquel estrecho espacio. ¿Qué debía hacer? ¿Cuál era el comportamiento adecuado frente a aquella mujer?»