Se suele decir que Jane Austen es la abuela de la moderna novela romántica histórica, pero lo cierto es que esa afirmación tiene un tanto de cuestionable ya que supone estar aplicando parámetros del mercado moderno del libro al mercado de hace 200 años. Austen ha inspirado a las autoras de romántica histórica durante décadas, eso es cierto, pero quizás si hay que buscar un nombre para marcar el comienzo del género como hoy lo conocemos habrá que hablar de Georgette Heyer.
El nombre de Heyer no es tan habitual o conocido para los lectores en castellano, pero es inevitable encontrarlo cuando se empieza a seguir lo que se publica sobre romántica en los países de habla inglesa. Los blogs especializados suelen hablar de su obra (y poner a su obra y a sus personajes como absoluta referencia) y las escritoras suelen mencionar a esta autora en sus entrevistas. Georgette Heyer es, de hecho, la inventora del subgénero de novela regencia.
En España algunas de sus novelas se pueden encontrar (aunque no muy fácilmente) en una edición que hizo hace unos años Salamandra. En inglés, Heyer, la gran autora clásica del género, está siendo recuperada tanto en Reino Unido como en Estados Unidos. En este último país, Sourcebooks Casablanca, una de las editoriales independientes que están publicando romántica hoy en día, está recuperando el fondo bibliográfico de Heyer con reediciones modernas con cierto aire retro. Y es así (Netgalley mediante) como llegué a leer a Heyer.
La editorial acaba de publicar Snowdrift and Other Stories, que recoge varios relatos cortos publicados en revistas en los años 30 y tres historias inéditas. Estas historias eran publicadas en medios de referencia en el mundo literario y aparecían al lado de textos de autores que hoy se consideran clásicos literarios modernos (algo muy interesante si se tiene en cuenta la fama que hoy – cuestionablemente – arrastra la novela romántica…).
Aunque hay unas cuantas cosas que hacen que la lectura sea en ocasiones complicada en algunas historias (como que se refieran a unas cuantas protagonistas femeninas como ‘girls’, muchacha o niña, todo el tiempo) no es difícil ver, incluso aunque estas sean historias cortas, cómo la mano de Heyer sigue marcando al género hoy en día.
Lo cierto es que a veces, leyendo algunas historias, no dejaba de tener la sensación de estar leyendo versiones menos políticamente correctas y menos feministas de lo que escriben hoy en día autoras como Julia Quinn. En las narraciones de Heyer está el punto de partida, aun así, de todas esas heroínas ingeniosas que ahora son tan habituales y de esos héroes distantes que acaban siendo arrastrados a la historia casi a su pesar.
Pero más allá de la narración la colección de relatos ha sido una excusa perfecta para acercarse a la figura de la propia Heyer, autora precoz que publicó su primera novela a los 17 años y creadora de un género que ha sobrevivido décadas después de su muerte. De hecho, ya en vida creaba (a cierto modo a su pesar) escuela y hubo quien intentó escribir (aunque no tan bien como ella) historias de Regencia que básicamente eran plagios de sus narraciones.
Heyer ha hecho que lo que escribía se acabe convirtiendo en una suerte de patrón-oro de las novelas románticas históricas ambientadas a finales del XVIII y principios del siglo XIX en Reino Unido, esa época ‘austeniana’, tanto que espacios que aparecen en sus novelas han acabado apareciendo de forma recurrente en las novelas posteriores ambientadas en la misma época. Ella ha creado el escenario, la clave del lenguaje que habla de ese momento. Heyer se basó para ello en las fuentes históricas (acumulaba libros y libros sobre el período), algo que tiene todavía más mérito si se piensa que lo hizo en la época anterior a internet y que las hemeroteca y bibliotecas accesibles online con sus maravillosos documentos digitalizados.
La escritora era una autora disciplinada: cada año publicaba una de sus historias de romántica (y cuando murió en 1974, como recuerdan ahora los medios ingleses, estaba todavía vendiendo un millón de ejemplares al año, a pesar de que había empezado a publicar décadas atrás).