George EliotCharles Dickens era fan de George Eliot, y además, le escribió una carta para hacérselo saber (en la que aventuraba -acertadamente- si ese no sería el seudónimo de una mujer). Y es que cuando Mary Ann Evans, con 37 años, escribió y publicó ‘Escenas de la vida clerical’ (bajo el nombre de George Eliot) decidió enviar una copia a algunos de los escritores e intelectuales más importantes de su época como Dickens, Thackeray, Faraday, Ruskin, o Carlyle.

La respuesta de Dickens resultó de lo más halagadora y amable. Aquí puedes leerla:

«Londres, 18 de enero de 1858

Querido señor,

Me he quedado tan impresionado por los dos primeros cuentos del libro que ha tenido la amabilidad de enviarme a través de los señores Blackwood, que espero disculpe que le escriba para expresar mi admiración por su extraordinario mérito.  Nunca había visto nada igual a la exquisita verdad y delicadeza, tanto del humor como del sufrimiento en esas historias, y me han penetrado de una forma que encontraría muy difícil de describir, si tuviera la impertinencia de intentarlo.

Enviando estas palabras de agradecimiento al creador de la triste suerte del Sr. Amos Barton , y la triste historia de amor del señor Gilfil , estoy (supongo ) obligado a adoptar el nombre que le place al excelente escritor asumir. No podría sugerir otro mejor, pero yo habría estado firmemente inclinado, si  de mí dependiera, a dirigirme al susodicho escritor en femenino. He observado lo que a mi parecer son tales toques femeninos, en esas emocionantes historias, que la garantía de la portada es insuficiente para satisfacerme, ni siquiera ahora. Si el origen no estuviera en una mujer, ningún hombre había tenido hasta ahora el arte de hacerse a sí mismo, mentalmente, tan como una mujer, desde el inicio de los tiempos.

Espero que no suponga que tengo ningún vulgar deseo de desentrañar su identidad. Menciono el punto como algo de gran interés para mí – y no mera curiosidad . Si alguna vez le viene bien mostrarme la cara del hombre o la mujer que ha escrito de manera tan encantadora, será una ocasión memorable para mí . Si no, siempre tendré hacia ese personaje impalpable el mismo gran apego y respeto, y limitaré a mí mismo todas las futuras declaraciones del mismo tipo, con la confianza de hacerme más sabio y mejor.

Su obligado y fiel servidor, y admirador,

Charles Dickens.»

Vía | Brain Pickings