Si cuando estás en el colegio, en la clase de literatura, alguien te contase la vida secreta de los (aburridos para ti) escritores que te obligan a estudiar, otro gallo cantaría. Eso es lo que ocurre con Lope de Vega, el autor de Fuenteovejuna y de El caballero de Olmedo, y el escritor con la vida más emocionante del Siglo de Oro. Es por eso que hoy nos vamos a saltar lo de que sea fácil de encontrar (todos los clásicos de Lope de Vega están ya como ebooks de distribución gratuita, así que podéis matar el mono con ellos) y nos vamos a centrar en una obra menos popular, que o bien tenéis la suerte de poseer por una carambola del destino (en mi caso una clase de literatura española del siglo XVII) o que o bien tendréis que localizar en la biblioteca más cercana.
Lope de Vega fue un hombre con una intensa vida amorosa. Tuvo tantas amantes, se casó varias veces y fue el padre de tantos hijos (legítimos e ilegítimos) que antes de enfrentarse a su vida lo mejor es hacer un croquis que sirva de árbol genealógico para no perderse entre tantas ramas. En total, Lope de Vega tuvo (que hayan documentado sus biógrafos) 15 hijos, entre su descendencia legítima y la ilegítima (la que tuvo con sus diferentes amantes y que, en la época, eran material para el escándalo).
Como explica Nicolás Marín en el prólogo a las cartas del escritor, que publicó hace unos años Castalia (ahora podemos pedir que las reediten, que en formato ebook tampoco es tan complicado), Lope de Vega siempre quiso ser un dramaturgo, un hombre de clase social elevada, un señor bien, pero sentía inclinaciones por lo popular y por las mujeres que no eran su esposa. El choque era inevitable. Fue desterrado en varias ocasiones y sus complicados amores lo obligaron a huir unas cuantas veces. En 1614, en un momento de crisis de fe (teniendo en cuenta la moral de la época, no es difícil imaginar lo que podría pasar por la cabeza de Lope de Vega) y tras la muerte de su segunda esposa Juana de Guardo y de su hijo Carlos Félix, su favorito, decide ordenarse sacerdote. Así lo hace, aunque eso no impide que siga teniendo una vida amorosa de las que dan mucho juego a los biógrafos. En 1616 conoce a Marta de Nevares, una mujer que había sido empujada a un matrimonio infeliz y que se convirtió en su último gran amor. Lope de Vega la cuidará cuando ella se quede ciega y pierda la razón, hasta la muerte de ella en 1632. De esta relación nació Antonia Clara en 1617, la última de sus hijas (que… giro novelesco de la trama… ¡se acabará fugando de casa con un caballero llamado Tenorio!).
Las Cartas recogen las epístolas enviadas por Lope de Vega, sobre todo al Duque de Sessa, su protector, a lo largo de su vida. No han sobrevivido todas las cartas que escribió el escritor (pensemos que sus huesos acabaron incluso en el osario común de una iglesia madrileña) pero las que han sobrevivido hasta ahora permiten acercarse a la vida privada del Fénix de los ingenios. Claro está, recordemos que estas cartas son de finales del siglo XVI y de principios del siglo XVII (entonces no se llevaba lo de contar sentimientos y vida privada alegremente y había unas ciertas normas de etiqueta que se debían cumplir) pero entre líneas (y no tan entre líneas) se pueden encontrar las referencias a la vida cotidiana de la extensa familia del escritor y sus problemas (por ejemplo, en diciembre de 1621 se insinúan al duque de Sessa los problemas de dote de Marcela, la hija que quiere ser trinitaria descalza y a la que dotará el noble).
Cada martes recuperamos un clásico literario, muchos de ellos ya fácilmente localizables en formato ebook y muchos de ellos ya de descarga gratuita, de lectura recomendada. Todos son clásicos olvidados.