La verdad es que a mí siempre me pareció una buena idea. Mandar postales a los demás es fantástico, pero hacerlo a tu yo del futuro (aunque el futuro sea tres días después) no le va a la zaga. Puedes escoger la postal más bonitas de todas. Puedes escribir tus impresiones del lugar y el momento. Puedes llegar a casa unos días después y encontrar en el buzón una postal que te recuerde qué bellos días has pasado (y haga más aguda la depresión post-vacacional de paso).
Podríamos suponer que Scott Fitzgerald sabía todo esto, pero quizá sea más acertado pensar que simplemente escribió la postal que ves en portada borracho. Y fue tan tonto que ni siquiera se molestó en echarla al correo (aunque sí fue suficientemente diligente como para ponerle un sello).
Se cree que la postal data del verano de 1937, cuando Fitzgerald estaba trabajando como guionista en Hollywood y se alojó durante un tiempo en el mítico hotel Garden of Allah (donde vivieron, entre otros, Errol Flynn, Greta Garbo, los hermanos Marx, o Dorothy Parker). En ella podemos leer: «Querido Scott, ¿qué tal estás? He tenido la intención de ir a verte. Estoy viviendo en Garden of Allah. Tuyo, Scott».