Voltaire es uno de los grandes nombres de las letras francesas y también uno de esos grandes fanáticos del café. Su compatriota, Honoré de Balzac, tomaba el café en grano masticando porque el café ya convertido en bebida no le hacía efecto. Voltaire lo superaba: se dice que tomaba entre 50 y 72 tazas de café al día, que es una de esas cifras que llevan a preguntarse si se pasaba el día bebiendo.
Que Voltaire tomase tanto café se entiende cuando descubres que el filósofo y escritor trabajaba entre 18 y 20 horas al día, escribiendo, dictando y haciendo todas las cosas que tiene que hacer un escritor importante. No solo dormía poco… también nos preguntamos por el estado de su espalda (todos los periodistas lo sabemos bien: escribir muchas horas al día es bastante duro para nuestras pobres espaldas).
La rutina de Voltaire empezaba y acababa en su cama y en su habitación. Según dejó escrito un visitante que se cruzó con su jornada laboral en 1774 (nosotras lo hemos descubierto en Rituales cotidianos, ese libro que es una de nuestras lecturas recurrentes, escrito por Mason Currey y editado en España por Turner), Voltaire se pasaba la mañana en la cama. Allí leía y dictaba textos a alguno de sus secretarios. Como ahora hacen tantos periodistas freelance, Voltaire trabajaba en pijama (o, en fin, ropa de dormir del XVIII). No se vestía hasta el mediodía, cuando llegaban las visitas. Si no había visitas esperando, Voltaire seguía trabajando. No hacía una pausa para comer: durante todo este tiempo que hemos narrado, Voltaire bebía café y tomaba chocolate, con lo que se sustentaba.
La jornada tenía un paro entre las dos y las cuatro. Durante ese tiempo, Voltaire salía con su secretario principal a inspeccionar su finca en coche. Volvía a las cuatro y volvía al trabajo escrito, que no abandonaba hasta las ocho, cuando cenaba en grupo. Después de cenar, Voltaire no se iba a dormir (¡quién necesita dormir cuando te tomar tantas tazas de café!) si no que seguía trabajando parte de la noche.
Qué loco el Voltaire. Íntegramente dedicado a la literatura.