Madame Gironella, Medidas exactas, 1900

Madame Gironella, Medidas exactas, 1900

Cuando se piensa en la historia de la ilustración en España y en el papel que jugaron los ilustradores en el mercado editorial español, tendemos a pensar en los pioneros de principios del siglo XX y en nombres masculinos. Federico Ribas, el que era el ilustrador mejor pagado de la España de los años 20, es quizás un nombre menos popular, pero Rafael de Penagos seguro que dice mucho más y resulta más fácil de identificar. Aunque estos ilustradores eran muy populares y son los que han pasado a la historia de forma más recurrente, no son los únicos que estaban produciendo ilustraciones para libros y revistas y no eran los únicos que firmaban sus obras en las publicaciones más populares del momento. También había ilustradoras, aunque su nombre se haya quedado mucho más desdibujado en la historia.

Hace unos meses, mientras leía Artistas y precursoras. Un siglo de autoras Roësset, de Nuria Capdevila-Argüelles (Horas y Horas), tropecé con la historia de Lluïsa Vidal, “pintora contemporánea (de una de las artistas Roësset) y vampirizada por Ramón Casas”. Casas era uno de los grandes pintores de principios del siglo XX, también muy importante en ilustración. Vidal era una artista reconocida y valorada en su época, que cayó en el olvido tras su muerte (en 1918, víctima de la gripe española) y cuyas obras fueron atribuidas en ocasiones a Casas porque ‘valían más’.  Además de una vida fascinante (se fue a París sola y fue una de las pioneras del feminismo) y una trayectoria muy interesante (el MNAC le dedicó hace unos años su primera exposición en solitario desde… ¡1919!), fue ilustradora. Ilustraba los cuentos de escritoras que publicaba la revista Femina.

María Nueve-Iglesias, Mirando a lo lejos, 1918

María Nueve-Iglesias, Mirando a lo lejos, 1918

Vidal no fue ni de lejos la única ilustradora española en aquellas décadas. Las propias mujeres de la familia Roësset de las que habla Capdevila-Argüelles en su libro también apuntan pistas en ilustración. Marga Gil, que pasaría a la historia como escultora (y por su suicidio en los años 30), ilustraba la obra escrita de su hermana.

Delhy Tejero, Madre gallega, 1935

Delhy Tejero, Madre gallega, 1935

Laura Albéniz, hija del compositor Isaac Albéniz, también era ilustradora. Aparece mencionada en un artículo sobre Helen Dryden, ilustradora conocida por las portadas de Vogue, que le dedican en la revista Buen Humor, en 1922 (y al que llegamos gracias a una mención en el libro ya mencionado sobre las mujeres de la familia Roësset). Albéniz aparece con Pepita Sagañoles («al principio, la gente creía que sus dibujos los hacía Xaudaró y los firmaba ella», se lee en el artículo, Xaudaró era su maestro), Marga Gil, Neneta, Eva Velázquez («modernísima, en una audacia de escuela nueva»), María Pilar Zamora («cartelista»), las hermanas Brime, María Munárriz, Carmen Ordaz, Guadalupe Torrado o Lola Anglada.

Esta última ilustradora, Lola Anglada, posiblemente merecería párrafo aparte. Como explican en uno de los capítulos de la obra colectiva Historia de la edición en España 1868-1936 (Marcial Pons), Lola Anglada fue, junto con Joan Junceda, una de las ilustradoras que destacaban en los primeros años de la Editorial Juventud, cuando en los años 20 nacía esta editorial y se orientaba de forma destacada a la edición de literatura infantil y juvenil incluyendo éxitos de otras literaturas en traducciones cuidadas e ilustradas. También fue escritora o escultora.

Cecy (Cecilia Hijón), Sin título, ca. 1935

Cecy (Cecilia Hijón), Sin título, ca. 1935

A medida que se van leyendo nombres y estos van llevando a otros, es casi inevitable sentir todavía más curiosidad sobre estas mujeres pioneras de la ilustración, que ilustraban libros y publicaban en las revistas populares de su momento (y de las que se ha borrado su trazo en la historia, al menos en la que conocemos quienes no estamos especializadas en ilustración). Una exposición va a poner la pista sobre algunas de estas ilustradoras. Aunque no era la única revista ilustrada de esas décadas (había muchas y variadas), Blanco y Negro, la revista del ABC, era una de las más destacadas. Sus archivos contienen la historia de la ilustración de la época y, de lo que en ellos se encuentra, ha nacido ahora una exposición que recupera y recuerda a las mujeres que trabajan como ilustradoras en aquella época.

Dibujantas, que se podrá ver en el Museo ABC de Madrid hasta el próximo 22 de septiembre, no se queda solo en esas primeras décadas del siglo XX. Abre con el arranque de ABC y Blanco y Negro, en 1891, y llega a finales de los años 90 del siglo XX, centrándose en las autoras que publicaban en esos dos medios. «Dibujantas pretende, por un lado, dar luz sobre la trayectoria y vida de todas las artistas seleccionadas, mostrando sus obras al público y sirviendo como punto de partida para líneas de investigación futuras que resalten la valiosa aportación de todas ellas al mundo de la ilustración«, explican en la presentación de la exposición.

Las dos primeras partes de la exposición se centran en las ilustradoras que trabajaban entre esos primeros años de los medios, «desde el costumbrismo de Mme. Gironella hasta la visión cosmopolita de Maroussia Valero», hasta los años 20 y 30, con las ilustradoras a las que han bautizado como «Las Modernas» y en las que entran Laura Albéniz, a.t.c. (Ángeles Torner Cervera), Piti Bartolozzi, Marga Gil Roësset, Maruja Mallo, Delhy Tejero o Viera Sparza.

Las comisarias de la muestra, Marta González Orbegozo y Josefina Alix, han escogido a 40 ilustradoras y 136 obras (aunque en el período que abarca la exposición trabajaron para los dos medios 105 ilustradoras). El objetivo de la muestra es además demostrar que estas mujeres no eran una excepción o una curiosidad, sino un producto de su época. «La exposición deja patente el rol decisivo que estas publicaciones tuvieron en la profesionalización de la ilustración, así como la oportunidad que supuso para cada una de las mujeres el poder realizar un trabajo digno, remunerado y reconocido», explican en la hoja de sala.

Ilustraciones | Museo ABC