Sabemos que los Fitzgerald vivían a todo tren, con fiestas, viajes y eventos constantes. Sabemos también que acabaron arruinados. Dos razones de peso para no seguir las recomendaciones del escritor norteaméricano en lo que a ahorrar dinero se refiere, pero frente a los usuales consejos de dejar de tomar el café fuera de casa, comprar marcas blancas o usar la bici en lugar del coche, no está de más escuchar sugerencias un poco más originales.
Esta semana Scribner Magazine publicó un texto de F. Scott Fitzgerald en el que el autor explica cómo trataron él y Zelda de reducir gastos y ceñirse a un presupuesto. Vale la pena leer el texto entero, pero no hemos podido resistirnos a destacar algunas de las decisiones más peculiares que tuvieron que tomar -aunque todo está escrito con mucho sentido del humor, no vayamos a creernos que realmente se planteaban contratar tres cuartos de un empleado doméstico: «Según el presupuesto nos podemos permitir solo tres cuartos de un empleado doméstico, así que estamos en busca de un cocinero cojo que pudiera venir seis días a la semana»-.
1. Vender cosas de valor que tengas en propiedad. En su caso:
- Un radiador de aceite estropeado.
- 9 lámparas eléctricas, de todos los tipos.
- Dos estanterías con libros para combinar.
- Un humidor para cigarrillos -realizado por un preso.
- Dos retratos enmarcados a la cera de su mujer y de él.
- Un automóvil de gama media, modelo 1921.
- Un crédito de 1000 euros – valor actual desconocido.
2. Hacer un buen presupuesto: «Debes considerar tus ingresos como una tarta cortada en pequeñas porciones, cada porción representando un tipo de gastos. Alguien ya lo ha organizado, así que solo tienes que saber qué proporción de tus ingresos gastarás en cada porción. Hay incluso una porción para la fundación de universidades, si vas a por ello».
3. El gasto en teatros debe ser la mitad del gasto en medicamentos: «Eso nos permitirá ver una obra cada cinco meses y media, o lo que es lo mismo, dos obras y media al año».
4. El gasto en periódicos debe ser solo un cuarto de lo que se gasta en superación personal: «Estamos considerando si compras el periódico del domingo una vez al mes o si suscribirnos a un almanaque».
5. Echarle la culpa del dinero que falta a ladrones o fantasmas.
6. Escribir un artículo (pagado) en el periódico sobre cómo conseguir ahorrar.
Aunque temo que el quid de la cuestión está en su respuesta a la pregunta de Zelda de cómo pueden economizar: «No podemos. Somos demasiado pobres para economizar. El ahorro es un lujo. Podríamos haber economizado el verano pasado- pero ahora nuestra única salvación es la extravagancia».