Al parecer en Francia hay como unas 250 casas museo dedicadas a los diferentes escritores que han vivido en el país o producido contenidos en su lengua (al menos eso es lo que pone en la página del museo de Rimbaud). ¿Una cifra impresionante? Lo cierto es que a Francia siempre la acabamos asociando con las letras y el mundo cultural, así que el número no debería sorprendernos mucho y sí hacernos pensar en hacer turismo literario. Hoy hemos seleccionado 11 casas de escritores franceses que puedes visitar.
Émile Zola en Medan
La casa de Émile Zola en Medan está cerrada por obras ahora mismo, pero eso no debe evitar que la incluyamos en este listado. Cuando la vuelvan a abrir, merecerá una visita (y teniendo en cuenta que el anuncio fue de 2011, la reapertura parece próxima) porque es una de esas casas de escritores que se mantienen tal como eran en su momento (y mantienen y dejan ver no solo los típicos escritorio del escritor y salita de reuniones sino también espacios curiosos como la cocina o el baño, con un ingenioso sistema para calentar toallas). La casa está en las afueras de París (se puede llegar con tren de cercanías) y al lado del río Sena, en una especie de paisaje bucólico. No solo era la casa en el campo de los Zola, sino también el espacio de tertulias literarias.
Victor Hugo en París
La casa parisina de Victor Hugo está en plena Place des Vosges, que es uno de los puntos turísticos clásicos de París. No es la única casa que le han dedicado al escritor, pero sí posiblemente una de las más populares por el lugar en el que se ubica. Ir a París parece más sencillo que ir a las otras localizaciones. Los Hugo alquilaron la casa entre 1832 a 1848 y cuenta con diferentes estancias familiares y con recuerdos de la vida del escritor y su familia.
Honoré de Balzac en París
Posiblemente sea menos popular que la casa de Victor Hugo porque no está tan céntrica como la del otro autor, pero también merece una visita (porque la verdad es que parece un poco más auténtica y está menos llena de turistas). La entrada es gratuita (es uno de los museos de la ciudad de París) y solo hay que coger el metro para llegar a ella (está en Passy). Toda la casa es el museo. Vivió en ella entre 1840 y 1847 y fue donde concluyó La comedia humana y escribió algunas de sus novelas más populares. Lo mejor es que Balzac la alquiló haciéndose llamar M. de Breugnol, para así escapar a sus deudores.
La habitación de Marcel Proust, París
No es exactamente una casa museo, pero vale lo mismo si se piensa que en sus últimos años de vida y mientras escribía En busca del tiempo perdido Marcel Proust no salía de su casa y se encerraba en su habitación, donde su ama de llaves, Madame Céleste, lo alimentaba con café y croissants. Una vez fallecido y convertido en escritor célebre, el museo Carnavalet (uno de esos museos increiblemente curiosos con interiores del París de otra época) reconstruyó su habitación tomando elementos de tres habitaciones diferentes que el escritor había ocupado.
Arthur Rimbaud en Charleville
Rimbaud vivió cuando era niño con su madre y sus hermanos en el primer piso de una casa de Charleville, en el norte de Francia. Hoy es uno de los dos museos que la ciudad le ha dedicado, aunque no es una casa museo al uso: la han convertido en un espacio sobre el escritor (pero nada de muebles y estancias).
George Sand en Gargilesse
Además de tener una web de lo más vintage, este museo ocupa uno de los refugios de George Sand (era una casa de campesinos en la que Sand pasaba el tiempo) y fue reconstruido 100 años después de que ella lo ocupase en 1858 siguiendo los consejos de su nieta. Cuenta con algunos recuerdos familiares. La casa la había comprado uno de los amantes de la escritora (la habían descubierto un día que estaban cazando mariposas), quien se la cedió a la escritora cuando ella no pudo comprarse una en el mismo lugar.
y Domaine de Nohan
A 50 kilómetros de esa casa museo se encuentra otra casa de la escritora, esta ya mucho más conocida por todo el mundo: el Domaine de Nohan. Esta forma además parte de la red de Monumentos Nacionales franceses. La escritora murió aquí y fue educada también en la mansión, que pertenecía a su abuela. La nieta de George Sand fue la última de las moradoras de la casa y dejó la mansión al estado francés en los años 50. Se pueden ver las diferentes habitaciones y pasear por el parque de la propiedad.
Julio Verne en Amiens
Julio Verne y su mujer, Honorine, se instalaron en esta casa en 1882 y vivieron en ella de alquiler hasta 1900.Tiene dos pisos y sigue la habitual distribución de las casas de la época. Han mantenido algunas de las habitaciones (o se puede decir que reconstruido: el ayuntamiento la compró en los años 80) y ha recreado en otras otros lugares relacionados con el autor (como el despacho de su editor). Hacen visitas guiadas con el escritor como guía.
Paul Verlaine en Metz
La casa natal del poeta, en la región de Lorena, es ahora un museo. El escritor vivió allí solo unos pocos años de su infancia y nació en el primer piso de un edificio de la localidad (en el que pusieron en 1919 «con gran pompa» una placa recordándolo). Más que recuperar cómo era el lugar, sirve para recuperar la infancia del poeta.
Gustave Flaubert en Rouen
Este es un museo especial, ya que ocupa la casa natal del escritor pero no es exactamente un museo puramente sobre el escritor. Su nombre, Musée Flaubert et d’Histoire de la Médecine, lo deja claro: el museo quiere ser un homenaje tanto a la juventud del autor como a la medicina en el siglo XIX.
Ivan Turguenev en Bougival
Vale, Turguenev no es un escritor francés, pero vivió mucho tiempo en Francia, tuvo mucha relación con los escritores franceses y murió en Bougival, una localidad no muy lejos de París. La casa es una datcha de estilo ruso, construida en los años 70 del siglo XIX y donde el escritor murió. En la planta de arriba han intentando reconstruir cómo era el apartamento en el que vivía el escritor.