Llegado el momento del cambio del año, llega también el momento de hacer listas de lo que viene y de lo que se ha leído (o en mi caso de lo que no he leído en el año). En ese último terreno, es inevitable acabar haciendo rankings de lo mejor. En cierto modo, es lo que en un primer momento iba a ser esta lista, que buscaba seleccionar las 7 mejores novelas románticas del año (al final son 8, sí, contar parece que no se me da muy bien…).

Primero pensé en hacer el clásico listado de las mejores novelas románticas del año, pero de entrada iba a partir con un punto de base que lo abocaba al fracaso. Mis lecturas del año en romántica, un género que leo por placer y no tanto por hacer crítica literaria/noticias sobre él, están muy desequilibradas. La mayoría de lo que leo son escritoras que publican en inglés, leo más histórica que contemporánea y, por supuesto, ni de lejos leo todo lo que se publica en el año (se publican muchas, muchas cosas).

Luego pensé en directamente abortar el listado, pero me crucé con un tuit (que no logro volver a encontrar para linkarlo) en el que alguien comentaba que este tipo de listas deberían ser sobre los libros que más nos han gustado (algo que es terriblemente subjetivo) o sobre aquellos libros que más nos han impactado o que hemos disfrutado, lo que sí hace que me sienta mucho más cómoda haciendo esta lista (y que seguramente ganará mucho si dejáis en comentar las recomendaciones de lo que más os ha gustado de lo publicado en 2019).

Si a eso sumamos que posiblemente me esté olvidando de todo aquello que he leído al principio del año, se puede asumir que me he dejado casi seguro algún título fuera.

Literariamente hablando, las más redondas:

En mi listado top de autoras que siempre recomiendo y de libros que vendo con pasión, a lo misionera de las letras, están, sin dudarlo, los que forman la serie Lady Sherlock. A Sherry Thomas no la han traducido mucho al castellano y no comprendo por qué, cuando es una escritora fabulosa en forma y fondo (sus historias están muy bien desarrolladas y muy bien escritas).

La serie Lady Sherlock no es romántica puramente hablando, sino más bien misterio con elementos románticos (la relación de la protagonista con uno de los personajes es un hilo que une todos los libros) pero The Art of Theft (Berkley) ha sido uno de mis libros favoritos del año (todos los géneros incluidos). Thomas hace un gender flipping de Sherlock Holmes, usa de un modo espectacular el contexto histórico y construye el texto de un modo virtuoso.

También es muy potente en uso del lenguaje y construcción del texto A Duke in Disguise, de Cat Sebastian (Avon), la segunda entrega de una serie que está conectada por una misma familia y ambientada en la época Regencia. Yo leí las tres entregas este año, aunque la primera es del año pasado (pero también muy digna de estar en un listado de lo mejor del año, con una aproximación muy interesante a la histórica con un personaje protagonista no-binario), empezando por esta segunda (el mejor orden para quienes como yo necesitamos que se siga el orden cronológico, para después pasar a la primera y terminar con la tercera). A Duke in Disguise está protagonizado por una editora que publica textos sediciosos y un clásico literario… ¡el duque que no sabía que era de la nobleza!

Mi lista se completa con Bringing Down the Duke, de Evie Dunmore (Piatkus), una de enemigos a amantes que aborda el trabajo de las sufragistas británicas y las primeras universitarias en Oxford (y usa muy bien la historia real para crear los conflictos de la ficción literaria) con aires de rom-com y Devil in Spring, de Lisa Kleypas (Avon), que me imagino que Vergara publicará en algún momento (han publicado las anteriores entregas) y que logra crear una historia sin grandes dramas pero con personajes que logran conectar con quien lee (especialmente si se ha seguido a la escritora: retoma más personajes de la familia de sus protagonistas previos).

Historias que disfruté y que crean atmósferas que conectan (y que hacen que quiera leer las demás entregas de la serie)

Ya he hablado en el pasado de la serie de novelas de Roni Loren que usa como punto de conexión entre las protagonistas que fueron juntas a terapia, como adolescentes, tras un tiroteo en su colegio. Es como el punto de partida menos atractivo posible (de hecho, solo empecé a leerlas tras leer muy buenas críticas), pero Loren logra crear personajes complejos e historias que no quedan sepultadas por el drama. La última entrega llegó con el año nuevo, aunque yo la leí a mediados de diciembre en una galerada para prensa. The One for You (Sourcebooks Casablanca) no es tan redonda como algunos de los libros anteriores, pero sí un buen cierre para la saga. Kincaid, la protagonista, tiene que asumir que no pasa nada por no ser siempre optimista.

Not the Girl You Marry, de Andie J. Christopher (Berkley), ha estado por todas partes y ha sido recomendada en todos los listados. Es una vuelta de tuerca del concepto de Cómo perder a un chico en 10 días, pero con los géneros invertidos. Jack es un periodista que tiene que escribir una historia sobre cómo espantar a una mujer en dos semanas, porque su jefe le prometió que así haría caso a sus propuestas de temas serios (y, como periodista, me encantó que Christopher no presentase el mundo del periodismo como algo glamuroso y maravilloso en el que todo el mundo está escribiendo siempre premios Pulitzer).

Hannah, por el contrario, necesita mantener con vida una relación durante ese tiempo para demostrarle a su jefa que es capaz de comprometerse (y que ‘cree en el amor’ lo suficiente como para gestionar bodas: sí, es una idea odiable – ¡Hannah es buenísima en su trabajo! – pero su entorno de trabajo no tiene que parecernos maravilloso). Una rom-com de apariencia ligera que aborda muchos temas profundos en su subtexto y que, además, crea un mundo literario sobre el que se querrá seguir leyendo.

Este año fue, eso sí, un año muy completo en lo que a rom-coms se refiere.

El bonus de lo sorprendente 

Otra novela que logró convertirse en viral fue The Bromance Book Club, de Lyssa Kay Adams (Berkley), con su cubierta adorable y su contracubierta prometedora. Un deportista de élite ve como su matrimonio se desmorona, pero un club de lectura le ayuda a trabajar para recuperar la relación perdida. El club de lectura está formado por hombres que leen novelas románticas.

La novela podría ser mucho más redonda (esta crítica deja claro en qué falla el texto) pero posiblemente este sea uno de los libros más originales en su planteamiento que he leído este año en romántica (y que espero se convierta en más redondo en la siguiente entrega). Y, sobre todo, resulta maravilloso leer un libro en el que son los hombres quienes leen romántica y quienes defienden el género.

E igualmente sorprendente es el punto de partida de Love Lettering, de Kate Clayborn (Kensington), que se posiciona en la frontera de la novela romántica y la que en inglés llaman «women’s fiction» (ficción para mujeres*).

El primer capítulo une a los dos protagonistas: un analista de valores que quiere saber –un año después de cancelar su boda– por qué la artista de lettering que hizo las invitaciones de su boda sabía que ese matrimonio estaba abocado al fracaso, como bien dejó claro ocultando un mensaje en el diseño. Lo que sigue es una exploración de cómo cambian las relaciones entre la primera juventud y la edad adulta, la amistad femenina, el desaparecido arte de la publicidad tipográfica en exteriores y lo que queremos ser y lo que en realidad somos. Posiblemente sea una de esas novelas que ganen más cada vez que las relees.

*Sí, es un término que debería arder en la hoguera.

Foto Sofia Iivarinen from Pixabay