Hace unos años irrumpió el hygge en nuestras vidas. El hygge era la moda importada desde Dinamarca, un boom editorial que intentaba vender un estilo de vida que nos haría más felices. Su éxito primero llegó a los libros de estilo de vida y de decoración y luego se expandió a todas partes, como una moda más. Fue entonces cuando llegaron las novelas hygge y cuando en las tiendas empezaron a aparecer productos variopintos con ‘hygge’ estampado como palabra mágica para ser relevantes. Y eso que, mientras el hygge se iba posicionando a nivel global, ya se estaba planteando una alternativa, esta vez sueca, la del lagom.
Y si hace unos años los países escandinavos exportaban novela negra e historias de crímenes y frío, ahora parece que están exportando palabras para el sentido de la vida e instrucciones de uso. Al menos esa es la sensación que en cierto modo transmite ver las listas de novedades, que se van a ampliar en este otoño con una nueva palabra escandinava con soluciones a nuestros problemas. Es el döstädning, que viene a ser algo así como limpiar antes de morir.
Con el döstädning me tropecé en el boletín de novedades de la editorial Reservoir Books, que publicará el próximo mes de octubre El arte sueco de ordenar antes de morir, de Margareta Magnusson, «la Marie Kondo sueca… pero más directa, muy realista y con un adorable toque excéntrico», según explican en la presentación del libro.
El libro se define como: «Una aproximación práctica a la idea de poner en orden una casa o una vida antes de morir y evitar así que lo tengan que hacer tus seres queridos».
Y, aunque en las revistas en castellano solo encontré una referencia de Architectural Digest, en los medios en inglés el döstädning ya ha estado circulando durante los dos últimos años. Según la ficha de presentación del libro en castellano, el libro ha sido un best seller tanto en Reino Unido como en EEUU.
El döstädning viene de la suma de dos palabras suecas, dö (muerte) y städning (limpieza). Magnusson invita a «limpiar para nuestra propia muerte» como una oportunidad para «valorar lo imprescindible». Según explican en Bustle, el concepto es una práctica conocida en Suecia y que realizan sobre todo los mayores de 50, que hacen una suerte de borrón y cuenta nueva de todo lo que han acumulado durante los años para deshacerse de lo que no sirve o para dar nuevos usos a las cosas olvidadas. Y si empiezas a los 50 no es porque la muerte esté estadísticamente cercana (que no lo está) sino más bien porque el proceso lleva su tiempo.
Además, la práctica se ve como una especie de ‘cosa buena’ para los que vienen detrás, ya que no se les obligará a tener que hacer un trabajo de limpieza y orden de las cosas que hemos dejado al morir.