Muchos países tienen costumbres especiales en relación con los libros y la literatura. Muy popular es la costumbre islandesa de regalar libros por Navidad (y sentarse a leerlos), la jólabókaflóð, pero Islandia no es el único país con costumbres literarias específicas. Francia tiene la rentrée littéraire, una especie de vuelta al cole, pero literaria. Septiembre es el mes en el que se acumulan las novedades literarias y en el que las editoriales sacan toda su artillería.
El volumen de lanzamientos es abrumador. Solo este año, en septiembre se publicarán 524 títulos nuevos en ficción, que llegarán a las librerías francesas y que competirán por la atención del público y de los medios. En Le Parisien estuvieron, de hecho, en una librería independiente, Les Beaux Titres, para ver qué ocurría ante la avalancha de libros: la conclusión es que, para las librerías, la rentrée es muy complicada.
Partiendo de lo que se lee en ese artículo, las librerías empiezan a hacer hueco para las novedades que llegarán ya en septiembre en el mes de julio, cuando devuelven lo que no se está vendiendo para dejar espacio libre. En las semanas precedentes a la rentrée se ven sepultados por cajas de envíos y por la llegada de novedades, que por supuesto no podrán vender hasta el lanzamiento oficial. Los libreros tienen que hacer además un esfuerzo de lectura, aunque no puedan leer todo lo que reciben (¡son humanos!) a tiempo para la rentrée.
Según las cifras que han ido publicando los medios franceses, este año la rentrée implicará la publicación de 524 novelas, entre 336 novelas francesas y 188 novelas traducidas. Por supuesto, no todas aparecen con la misma fuerza y la misma cantidad de ejemplares. Los medios han identificado como motores de la rentrée a Soif, la última de Amélie Nothomb; a Une joie féroce, de Sorj Chalando; y Les choses humaines, de Karine Tuil. Nothomb es la que sale con más ejemplares, con una tirada de 160.000 ejemplares.
¿Hay ciertos temas dominantes en las novedades de la rentrée de este año? En la redacción solo pudimos ver Rentrée Littéraire Calmann-Lévy 2019, el dossier que esa editorial ha preparado con la descripción de sus novelas de la temporada, lo cual no es muy significativo (aunque ese dossier mostraba títulos bastante diversos). Las listas de los medios franceses con la selección de novelas destacadas y libros de no ficción que aparecerán estas semanas muestran también una amplia variedad.
Louvre, de Josselin Guillois, (Seuil) es una novela sobre la evacuación de los cuadros del Museo del Louvre. Le Bal des folles, de Victoria Mas, (Albin Michel) se centra en el popular baile anual de las enfermas de la Salpêtrière. La Clé USB, de Jean-Philippe Toussaint, (Les Éditions du Minuit) es una novela de espías con blockchain y la Comisión Europea como ingredientes. Y así podríamos seguir durante muchos párrafos.
Aunque en los últimos años la rentrée ha ido perdiendo títulos (hace no mucho superaban las 600 novedades: A principios de este siglo, allá por 2002, se hablaba de cifras récord: ese año llegaron al mercado 663 novelas y 570 ensayos solo en el mes de septiembre), la costumbre es una práctica establecida.
La tradición arrancó a finales de los años 50, muy vinculada a los grandes premios literarios, como explicaba la socióloga Gisèle Sapiro a France Culture. Dado que los grandes premios literarios franceses se entregan en otoño, los editores empezaron a publicar sus mejores novedades, aquellas con posibilidades, justo antes de ese momento. Los grandes premios literarios franceses no solo suponen un incremento en las ventas, sino que también son un elemento de prestigio.
A partir de los 60, la rentrée vivió una explosión y se convirtió en ese momento de cantidades ingentes de lanzamientos. La inundación de libros del mercado, por muy llamativa que sea, tiene efectos negativos: aunque los libros que se convierten en las estrellas reciben muchísima atención, los demás acaban pasando sin pena ni gloria (más o menos, el 90% de lo que se publica este mes).